vendredi 8 février 2019

Waiting


04 de febrero de 2019, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)



Samuel Beckett, Not I, video fotogramas, 1972



Es una exposición basada sobre la espera, ¿porqué no? Bajo el auspicio de Beckett y Godot, prometedor. Pero difícil. ¿Cómo mostrar la espera, la esperanza, la expectativa? Esta exposición (Museo Berardo hasta el 14 de abril) no lo ha logrado. A pesar de que su imagen promocional es una de las fotografías de Serrano de la serie La Morgue (¿un lugar sin expectativa?), más vale precipitarse al fondo de la galería para ver y volver a ver Not I de Beckett. Hay que sumergirse en la oscuridad e intentar escuchar los doce o trece minutos de esta película : una boca sola que apenas emerge de la oscuridad que esconde el resto de la cara y del cuerpo de la mujer que habla. Habla a toda velocidad, se le corta la voz al reír o al gritar, sus labios se mueven sin cesar, como un tiro de ametralladora, como una vagina con dientes o un esfínter enloquecidos. De esa logorrea, de ese frenesí labial, sobresale, si se está bastante atento, la traumática historia de una vieja mujer abandonada, prácticamente reducida al silencio, extranjera a su propia historia. Pero más que las palabras lo que fascina es la boca, boca-hueco, boca-sexo, boca-abismo. 


Gonçalo Barreiros, Sin titulo, 2016


Después de eso, el resto es un poco soso, y sobre todo, la coherencia con el tema de la espera a menudo parece limitado (¿alcanzar una maqueta de Ferrari?), y para nada me convenció. En cambio, varias obras expresan la imposibilidad de ver, y el desamparado espectador puede construirse allí su propio recorrido de visita. Se confronta uno con signos que apuntan hacia la lectura y la escucha, pero que las vuelven imposibles, ya sea a través del cuadro de un libro vacío de Luisa Jacinto (que para mí, evoca a Leonor de Aquitania y el OuLiPo), o las cintas inutilisables de Joao Ferro Martins, el Pinocho mudo, de Pedro Cabral Santo, o el paratexto de Gonçalo Barreiros, en el que solo se ven señales pues ha desaparecido el texto (como Camille Llobet mostrando lo invisible). La pieza más elocuente en la categoría de lo mudo es sin lugar a dudas la de Carla Cabanas que nos presenta dos fotografías imposibles de ver sin contorsión.


Dalila Gonçalves, Borda, 2014


Para terminar, expectativa o no, una instalación bastante divertida de la pareja Sara & André que le envían un ramo a los comisarios nombrados para un bienal (el ramo para Christine Macel costó 35.90€ y es bien feo): ironía crítica algo simplista pero que distrae. Y sobre todo dos piezas de Dalida Gonçalves, quien, como siempre, economizando medios realiza obras a la vez divertidas y fuertes, agradables y que molestan, profundas y delicadas. La más sencilla es una colección de monedas antiguas organizadas según que la cabeza mire a la derecha o a la izquierda. La otra es un soporte de globo terrestre, horizontal, que gira sin fin sobre su eje, y la sombra que resulta: no es la tierra que gira sino su soporte. ¿Se trata de una expectativa? No lo sé.

Foto 2 cortesía Gonçalo Barreiros y Galería Vera Cortês, crédito foto : Bruno Lopes. Foto 3 del autor.


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