mercredi 21 février 2024

Bertille Bak, el humor que hace mover montañas


20 de febrero de 2024, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Bertille Bak, Abus de souffle, 2024, video, captura de pantalla


Obviamente se pueden pronunciar discursos indignados vehementes sobre el abandono de las casas de mineros, sobre la especulación colonial o la marginalización de los gitanos, pero en lugar de gritar, el talento de Bertille Back (Jeu de Paume hasta el 12 de mayo) consiste más bien en hacernos sonreír: con frecuencia, su humor mordaz pero mitigado con ternura y humanidad nos conmueve. Ya escribía yo hace unos diez años, a propósito de su trabajo, entre ficción y etnografía, «sumaba un cuidado especial con las personas y las situaciones, un humor sensible, discreto y delicado y la preocupación subyacente de búsqueda formal siempre presente.» Bertille Bak altera las normas predeterminadas al tiempo que construye confianza y complicidad con los objetos de su estudio. 


Bertille Bak, Las Complacientes, 2014, marqueterías de pelo, marcos de metal, cada uno 17.5×22.5x5cm, serie de 35 piezas únicas.


Aquí todo va distorsionado: disecciona los soportes para que se vean unas entrañas que contienen cajas de emboladores bolivianos o pantallas rojas que disimulan imágenes pornográficas sacadas de las cabinas de unos marineros (la artista se hizo contratar en un Seamen’s Club para hacerse amiga de los marineros) y que muestra apenas un segundo; los títulos de las obras son juegos de palabras, cambios de sentido (la exposición «flash» de fotos porno disimuladas se llama La Marea expuesta por sus solteros, incluso; el ballet de adolescentes que trabajan en las minas se llama Mineur Mineur -en francés minero y menor se escriben igual-; y Abuso de fuelle habla de fuelles para chimenea y aspiradores); y algunos de los objetos presentados ya son distorsiones, como por ejemplo las marqueterías hechas con pelo de marinero y que representan banderas de conveniencia (Las Complacientes, claro, aquí arriba).


Bertille Bak, Boussa from the Netherlands 3, 2017, video, captura de pantalla


También distorsiona la acción y crea un absurdo cómico, a la manera de Maldoror o de Dada: un equipo de hombres aspira el aire en una playa (arriba), las jóvenes marroquíes que salen de la planta de pelar camarones, cantan La Internacional en neerlandés, disfrazadas de sirenas y con bandera tricolor terciada; y los emboladores (emboladoras) de La Paz desfilan al compás montados en latas de conserva (aquí abajo).


Bertille Bak, La Brigadia, 2018-2024, video, captura de pantalla


También hay luchadores con traje tradicional de las altas montañas andinas, y –posiblemente la escena más trágica puesto que la más actual, la más emblemática de nuestro mundo podrido – un cursillo de entrenamiento deportivo para pasar la frontera ilegalmente y en el que se aprende a caminar entre campos sembrados vestido del mismo color (abajo) o a contorsionarse para esconderse debajo del capó de un camión: las actrices son inmigrantes que están pidiendo asilo en Francia y que han sufrido la precariedad y el exilio; filmado en el horrible Campo de Gurs, embrujado por la memoria de los republicanos españoles de 1939, y la de otros internos (entre ellos Hannah Arendt y Charlotte Salomon, en calidad de alemanas, o sea enemigas, en mayo de 1940). 


Bertille Bak, Figuras impuestas, 2015, video, captura de pantalla


¿Habrá que reír o llorar? ¿Reír para no llorar? Bertille Bak se registra en la tradición de los humoristas de las catástrofes, y el Campo de Gurs nos hace pensar inevitablemente en el genocidio en curso en Gaza, y pensamos en uno de los mejores ejemplos actuales de humor ácido, el «stand-up» Bassem Youssef. Como él, ella lo hace con arte y discreción, con empatía y mirada crítica, con una gracia que disimula la violencia subyacente: así podemos mover montañas, quizás. 


Fotos 3 et 5 cortesía del Jeu de Paume




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