lundi 12 février 2024

La singularidad inquietante de las quimeras de Daniela Ângelo


8 de febrero de 2024, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Daniela Ângelo, S.T., 2024


En esta exposición de fotografías (hasta el 31 de marzo; la primera exposición individual de esta joven fotógrafa), más vale no querer apropiarse las imágenes demasiado rápido o querer entender de inmediato el tema y mucho menos la hechura. Hay que dejar que las formas surjan lentamente, que emerjan del fondo negro, que se le impongan al ojo, y luego dejar que se disuelvan, que se fundan en la penumbra. Hay que prepararse con paciencia para lo inesperado, lo extraño, lo incómodo, lo misterioso. En el piso de arriba, en una sala oscura, hay que reflexionar y callarse, dejarse penetrar por el centelleo del plumaje de una lechuza o por la mirada ciega de un busto egipcio, quizás ptolemaico. 


Daniela Ângelo, S.T., 2024


Son imágenes que llevan una realidad concreta, la de los objetos fotografiados en los museos de historia, de arte o de ciencias naturales, a otra realidad mental, más misteriosa, más lenitiva, en la que las formas indecisas se redondean, se ablandan, se suavizan, se acoplan, como las sensuales «orejas» negras (los frutos del curubo) de las cuales emergen unos apéndices fálicos anaranjados. Aparecen unas luces en medio de un vidrio negro, se reflejan en una piedra rubia, brotan de una ventana, acarician unas joyas. La textura de los objetos se desmorona, los colores del vaso asiático rojo se deshacen, se fragmentan, se disuelven y se vuelven tan inconsistentes como las plumas de una lechuza disecada. 


Daniela Ângelo, S.T., 2024


Enfrentada a la fría realidad, didáctica y normativa de los museos que visita, Daniela Ângelo introduce una pizca de magia, de brujería, a través de tomas desfasadas, luces radicales, superposiciones de imágenes, a veces excavando en la película. Su rara capacidad para transformar lo real, para reubicarlo en un mundo quimérico, genera en el espectador una sensación de distanciamiento, una percepción virtual borrosa y alegre, una inquietante singularidad freudiana.




Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire