15 de febrero de 2024, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Tina Modotti, Tanque nº1, 1927, galerie Throckmorton, NY |
Estoy feliz de ver que el Jeu de Paume vuelve a uno de los elementos que habían hecho su especificidad bajo la dirección anterior, la de presentar mujeres fotógrafas algo olvidadas por la historia del arte. Tina Modotti (1896-1942) tuvo una vida bastante extraordinaria: obrera en Italia, actriz en California, fotógrafa en Méjico, agente del Komintern desde Moscú, activista en la España republicana. De gran belleza, coleccionaba los amantes, de los cuales el más célebre fue Weston, quien la hizo pasar del otro lado de la cámara, de modelo (ver más abajo) a fotógrafa (vea, como Suzanne Valadon, y otras), y que ella dejó cuando se lo había enseñado todo. Aunque los retratos de varios de ellos (su marido Robo Richey, Diego Rivera, Pepe Quintanilla, Julio Mella, Xavier Guerrero, Vittorio Vidali, salvo error) figuran en la exposición, ésta, púdicamente, no se extiende para nada sobre sus amores y borra la dimensión amorosa incluso erótica de su trabajo. Con una charada de auto descripción solía presentarse así: «Tina Modotti. Profession: los hombres»
Tina Modoti, Cables telegráficos, hacia 1924/25, col. Fundación Televisa, Méjico |
Es que el objetivo de la exposición (presentada en Madrid con una mezcla de vintage e impresiones recientes) es presentar principalmente la dimensión social y revolucionaria del trabajo de Tina Modotti. Sus obras formales, sobresalen desde todo punto y (es verdad, bastante influenciadas por Weston) están relegadas en el fondo de una sala. Las lineas de hilos eléctricos, las flores, las escaleras, los estudios de vasos o de máquina de escribir, dan testimonio, me parece, de una calidad de composición mucho más elaborada que la de los retratos; calidad que vemos de nuevo en imágenes más tardías, como la vista descendente sobre los sombreros de manifestantes. Para mí una de las mejor logradas es, arriba, el tanque n°1, dispositivo dominado por un hombre minúsculo.
Tina Modotti, Manos de trabajador, hacia 1926/27, col. Fundación Televisa, Mexico |
En su trabajo social durante sus primeros años en Méjico, muestra no solamente empatía con sus sujetos sino un talento formal, por ejemplo en la fotografía de las manos, claramente uno de sus temas predilectos: ver también la fotografía de las manos de una lavandera.
Tina Modotti, Mujeres de Tehuantepec en el río, 1929, col. INBAL, Mexico |
A partir de la ida de Weston y de la entrada de Modotti al Partido Comunista Mejicano (como una entrada al convento, dirá una de sus biógrafas), su trabajo cambia, tanto por los temas como por el estilo, se vuelve más documental y menos recreativo: «fotografías honestas» dice ella misma. Parece que pierde (incluso en su manera de vestir: falda negra, blusa blanca, moño estricto) todo lo que formaba su fantasía y encanto. Pero se siguen admirando sus fotografías de indigenas y en especial sus mujeres de Tehuantepec, una comunidad matriarcal de mujeres muy libres: algunos retratos son demasiado puestos, formales y rígidos, pero esta fotografía de arriba, algo confusa, que muestra a las mujeres con los niños a la orilla del río, transpira alegría y libertad, lo que la fotógrafa parece envidiar. Nunca hay hombres en esas imágenes.
Tina Modotti, Hoz, maíz y cartuchera, 1927, col. Fundación Televisa, Mexico |
No podemos decir lo mismo de sus composiciones militantes, por ejemplo la mujer con bandera o esta yuxtaposición de la hoz (sin martillo), de la cartuchera (alegoría revolucionaria) y de la mazorca (que supone representa a Méjico), de una banalidad evidente. Modotti sólo fotografía durante siete años (alrededor de 400 imágenes conservadas), de 1923 cuando se instala en Méjico con Weston, en pleno «renacimiento mejicano», a 1930, cuando pasa brevemente por Berlín sin lograr imponerse como fotógrafa (ni de arte ni de reportaje), en una escena mucho más moderna y vivaz que la de Méjico. Y son esos siete primeros años, bastante formales, que dan testimonio de su genio, más que las numerosas imágenes «sociales» que presentan de forma lineal y monótona en cuatro de las seis salas de la exposición.
Edward Weston, Desnudo (Tina en la terraza), 1923, Center for Creative Photography, University of Arizona |
¿Rebasó a su maestro Edward Weston? Su foto de rosas batió en 1996 el récord de la foto más cara del mundo en ese entonces, u$165 000 (desde entonces...). Pero más allá del mercado, ella supo aportar sin lugar a dudas un toque más humano, empático y encarnado a las fotos de Weston siempre distantes (excepto cuando la fotografiaba a ella). Es muy bueno volver a descubrir a una artista que fue ocultada durante mucho tiempo porque era mujer, porque era del «Sur global», porque era comunista.
Fotos 1, 2, 3 & 5 cortesía del Jeu de Paume
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