samedi 29 mai 2021

Louise Bourgeois, masculino-femenino

 


17 de mayo de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Louise Bourgeois, The Maternal Man, 2008, pigmentos sobre tela, 122×82.6cm, Glenstone Museum.


Una interesante exposición de Louise Bourgeois en Serralves, Oporto (hasta el 19 de septiembre). Nada extraordinario que descubrir sino una hermosa presentación de su trabajo principalmente a partir de la colección del Museo Glenstone. Una araña inmensa (Maman, 1999) se destaca en el jardín delante de la casa de Serralves que está en renovación y cubierta de lona, las otras piezas ocupan casi la mitad del espacio del museo. Quizás más que en otras exposiciones de Louise Bourgeois, me impactó la tensión entre los dos sexos, a través del juego que maneja entre femenino y masculino. El dibujo sobre tela aquí arriba es elocuente: un hombre embarazado, acéfalo, de penis rojo irradiante, y cuyo feto se ve por transparencia (por cierto, ese feto por transparencia fue, históricamente, una de las representaciones -reprimidas por la iglesia- de la Virgen embarazada). Justo al lado, colgado al techo por los pies cortados, cuerpo de tela negra, decapitado, manos y pies cortados, brazos extendidos horizontalmente, como otra (Single I, 1996): si se acerca puede ver sus senos pequeños, un cuerpo de hombre modificado al añadirle un pecho de jovencita, un andrógino transhumano. Por el mismo estilo de carácter mixto trans sexos, tenemos también en la entrada de la exposición a Santa Sebastiana (1988), que vimos en Pompidou en 2008. 


Louise Bourgeois, I Give Everything Away, 2010, grabado y técnicas mixtas sobre papel 1era de 6 hojas, 152x180cm, Glenstone Museum, f. del autor.



Al lado del hombre embarazado se encuentra una de las últimas obras de Louise Bourgeois, a los 98 años: seis hojas de papel en las cuales el siguiente texto acompaña los dibujos «entrego todo, me alejo de mi misma, de lo que más quiero, me voy de mi casa, dejo el nido, hago las maletas», como un último adiós unas semanas antes de su muerte. Y, burlándose de la parca, se representa desnuda y joven. 


Louise Bourgeois, La destruction du père, 1974, latex, yeso, madera, tela y luz roja, 238x362x249cm, Glenstone Museum, f. del autor.


Tenemos varias «cells» en la exposición, la que llaman de Choisy, bien conocida, con la casa de su infancia, la guillotina y el letrero «A los viejos tapices»; la Cell I, hecha de un ensamblaje de puertas y que contiene un espacio de intimidad, cama, lecho, lámpara de mesita de noche, bordados («Art is the guarantee of sanity») que se pueden ver por los resquicios. Y especialmente la Cell III, hecha de un ensamblaje de cualquier cosa, cerrada, matricial, que resguarda en ella una pierna cortada que surge de un bloque de mármol y un cuerpo torcido sobre una cortadora: en un antro que habíamos supuesto acogedor, la violencia. En correspondencia con el antro un fuego de chimenea rojizo, una cueva digna de Sardanápalo, con una cama cubierta de cuerpos: es la destrucción el padre, festín caníbal y vengativo de las mujeres Bourgeois contra el macho dominante. La tensión entre esas dos obras, la una cerrada, la otra abierta, y la violencia de cada una, aquí disimulada allí presentada son asombrosas. 


Louise Bourgeois, Noir Veine, 1968, mármol, 58x61x69cm & S.T., 1972, madera pintada y cartón, 69x58x51cm, Glenstone Museum, f. del autor.


Más allá, sentimos perturbación entre las curvas del bosque de cilindros fálicos suaves y acariciables que surgen del mármol negro (Noir Veine, 1968) y una pieza de madera y cartón sobre un tronco hendido, caverna de estalagmitas y estalactitas negras que pueden dar la impresión de ser una vagina dentada. Ahí también hay violencia y dulzura, distante de los estereotipos sexuados. 


Louise Bourgeois, The Curved House, 2010, mármol, 12x21x7cm, Glenstone Museum, f. del autor.


Para terminar, en una alcoba una casita de mármol surge de la oscuridad. Tiene una curva suave y la parte convexa muestra una puerta y cuatro ventanas ciegas, cerradas, que impiden la entrada. Pero en la parte cóncava tiene una vulva entreabierta como una invitación. Me parece que esta exposición es una interesante exploración de las ambivalencias sexuales de su obra. El catálogo es pequeño y austero, en portugués e inglés, tiene un bonito ensayo de Briony Fer sobre la noche, Freud, Proust y Bourgeois, y extractos del Diario de Louise Bourgeois.


Korakrit Arunanondchai avec Alex Gvojic, No History in a Room filled with People with funny Names 5, 2019, vista de la instalación.


En otra parte del museo Serralves: fotos del Támesis de Roni Horn quien, con un estilo bien diferente, corresponde con la obra de Bourgeois; hay instalaciones videos de la artista de india Nalini Malani que parecen huecas, instrumentalizadas y artificiales una vez que se sale de la exposición de Louise Bourgeois; hay unos cuadros fotográficos del estadounidense R.H. Quaytman, una búsqueda formal sin gran interés; y una bonita instalación cavernosa del tailandés Korakrit Arunanondchai (con el estadounidense Alex Gvojic), es una inmersión dentro de una selva pisando tierra delante de tres pantallas. Mañana, lo demás. 

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