lundi 9 novembre 2020

Hubert Duprat, el gran delegante

 


7 de noviembre de 2020, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)


Hubert Duprat, Larvas acuáticas de Tricótero con su estuche, 1990-2000, largo 2.5cm


La exposición retrospectiva de Hubert Duprat en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Paris (hasta el 10 de enero) presenta la casi totalidad de la producción del artista, de quien, a menudo, no conocemos sino los Tricópteros, unas larvas de las que transforma la caparazón poniéndoles piedras preciosas con las que se adornan: el artista no es entonces otra cosa que alguien que ordena, que pone a disposición que provee un marco, medios, procesos posibles y deja que otros hagan el trabajo (en el fondo, es lo mismo que hizo Franco Vaccari en Venecia en 1972). Como los forros engarzados con piedras de colores, perlas y oro son bellos, veremos de paso que el artista (que descubrió esta práctica a través de una tal Miss Smee en un libro de 1865) patentó el invento (n° 83 02024) para evitar la copia. El sótano del Museo presenta la biblioteca de Duprat sobre el tema, es inmensa, una acumulación maníaca de todos los libros sobre el tema (una mania coleccionista minuciosa que para mí tiene su gracia). 


Hubert Duprat, Sin título, 1992-2000, impactos de tiros de balines sobre una pared detalle, foto del autor


En resumen, Duprat es un conceptor de obras, que otros, insectos o humanos realizan: el video sobre el montaje de la exposición, que enaltece el esfuerzo físico  es desde ese punto de vista, revelador y apasionante, sobre la desconexión entre el pensar y el hacer. Las que hacen el trabajo son manos anónimas, ya sea el color del concreto,  combinar miga de pan y coral (aquí abajo), acumular kilos de plastilina, acribillar paredes con impactos de balín (¿se imaginan a Niki de Saint-Pahle delegando sus Tiros?), realizar entrelazados con hilos de cobre insertados en la pared, mientras que el artista conserva las manos limpias. La finalidad es estética, abstracta, formal, de cierta manera, desconectada de las pulsiones.  


Hubert Duprat, Coral Costa Brava, 1994-2016, coral rojo del Mediterraneo y miga de pan, 25x25x25cm


La mayoría de las obras fascinan, por su virtuosidad técnica además de la belleza y porque añade materiales diversos. Cada una es una proeza técnica (excepto las muy banales camerae obscurae) y una aberración en el sentido físico pues va contra las leyes de la física, de la química o de las ciencias naturales. Son obras que de cierta forma están fuera del tiempo y del mundo: no se interroga sobre nuestro mundo, no tiene arraigo histórico, son obras flotantes exclusivamente formales. Podemos alegrarnos, pero también podemos interrogarnos sobre el porqué de la distancia con el mundo, del repliego. 


Hubert Duprat, catálogo de la exposición


Catálogo abundante, tiene no menos de dieciséis ensayos, el que más interesante me parece es el de Natacha Pugnet, sobre la espiritualidad y las referencias religiosas, como por ejemplo la de la zarza ardiente en Coral Costa Brava, la obra de coral y miga de pan (¿el maná del desierto?), precisamente una de las raras tentativas para arraigar a Duprat en la historia del mundo. (Catálogo recibido en servicio de prensa)


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