mercredi 22 avril 2015

El museo de los negros idolos (Miguel Branco)


07 de abril de 2015, por Lunettes Rouges



(artículo original en francés, aquí)


  

Miguel Branco, LUZ, galería Pedro Cera, 2015, vista de la exposición



Nos creeríamos en un museo. Pero es una galería, no es sino una galería en donde la disposición de las estatuas nos transporta al Louvre o al British Museum. Y ¿ en qué sala ? ¿ en qué era ? Aquí y allí vemos antigüedades griegas o romanas, estatuas egipcias, deidades precolombinas.




Miguel Branco, ST (Escriba manco), 2012 2013, grés, 48 x 35 x 38 cm




Este escriba sentado que viene directamente de Egipto tiene las manos cortadas: ¿ símbolo de incapacidad para escribir o censura ? Transpuesto a nuestro mundo actual, en medio de nuestros contemporáneos, él y sus compañeros difunden algo extraño, inquietante y negro. Sus órbitas vacías o sus ojos cerrados, su cráneo desproporcionado, considérese hidrocéfalo, su cara simiesca, su sonrisa/mueca ambigua hacen de ellos tanto aliens de ciencia ficción como Ötzis de la antigüedad.




Miguel Branco, ST (La Muerte que ríe), 2015, gres, 59,5 x 19,8 x 28 cm



Reconocemos a un senador romano con su toga, a un ídolo inca, a la polimastia Artemisa de Éfeso, a una muerte medieval echada hacia atrás riéndose burlonamente. Todas están hechas de arenisca negra, a veces lisa y acariciable, 
a veces rugosa y brillante por el oro arenoso. ¿ Tienen aura ? ¿ Proyectan ondas, que primero creeríamos maléficas pero que al cabo de un momento de familiaridad con ellas nos reconcilia con su apacible nobleza ? Su negrura luminosa las arranca al pasado, les confiere una presencia fuerte e inmanente, sin dejar de evocar la muerte.





Miguel Branco, ST (Enano), 2015, gres, 56,7 x 29 x 20 cm



Miguel Branco (en la Galería Pedro Cera hasta el 23 de mayo) cuenta que, cuando tenía 4 años, un día su padre llevó a la casa diapositivas sobre el arte egipcio y de Mesopotamia lo que para él fue una revelación. Aún hoy siente esa influencia.




Rosangela Renno, ST (bassin), serie Insolidos, 2014, seis impresiones digitales en organdi de seda y estructura de aluminio, 190x140x8cm




En la esquina de la calle, me decepcionó bastante la exposición de Rosângela Rennó en la galería Cristina Guerra (hasta el 16 de mayo) : yo tenía un muy buen recuerdo de sus retratos casi invisibles de desaparecidos (en la MEP hace tres años) y no supe que pensar de la banalidad de sus superposiciones de proyecciones de diapositivas aquí. Las imágenes superpuestas sobre franjas de organdí serían más interesantes si su pureza transparente no estuviera "contaminada" con la inclusión que hace algunas veces de objetos reales como por ejemplo un gancho (aquí arriba) o una pinza, rompen la fuerza estética al anclarlas en un bastardo ready-made. Finalmente su mejor obra aquí, son los libros sobre el robo y la restitución fotográfica : fotos restituidas o recuperadas, de las que sólo muestra el dorso, como un testimonio de la imposibilidad de ver más allá de la imagen. 

Photos M. Branco cortesía de la galería; foto R. Renno del autor.


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