samedi 27 avril 2024

Dos libros sobre Edvard Munch


25 de abril de 2024, por Lunettes Rouges





Portada: Edvard Munch, Rojo y Blanco, 1899-1900, detalle (93x125cm), Museo Munch


Para Edvard Munch la ciudad extranjera más importante es indudablemente Berlín: del escándalo de su exposición de 1892 que fue el punto de partida del modernismo y de la Secesión, al éxito de la exposición del Friso de la vida diez años más tarde, de sus estancias frecuentes hasta 1908 al intento de Goebbels para recuperarlo antes de que el nazismo lo clasificara en el arte degenerado. Una exposición (que no vi) en Berlín el año pasado, intitulada «Magia del Norte» exploraba esos vínculos. El catálogo (300 páginas) en inglés y en alemán publicado por Hirmer presenta las obras de Munch en 115 páginas frente a otros pintores, en cinco capítulos: El Sueño del Norte; Respirar y sentir, sufrir y amar (el Friso de la Vida); Experimental y virtuoso (grabado y fotografía); «No soy en absoluto retratista»; y Triunfo y tragedia (su gran exposición de 1927 y después sus líos con los Nazis).



Edvard Munch, Retrato de Walther Rathenau, 1907, 200x110cm, Stadtmuseum Berlin, pág. 135 del catálogo.


Después de una introducción general de la curadora Stefanie Heckmann, hay unos seis ensayos específicos: Sabine Meister analiza el contexto de la exposición «escándalo» de 1892, Pauline Beckmann la del Friso Reinhardt y Dieter Scholz la gran exposición de 1927; Andreas Schalhorn estudia los grabados de Munch con su galerista Paul Cassirer;  Lars Toft-Eriksen se concentra sobre la recepción de Munch y su imagen de «genio del norte». Son ensayos muy bien documentados pero un poco «secos», excepto la introducción general y un catálogo bien hecho (biografía, lista de exposiciones berlinesas, lista de obras, bibliografía, incluso un mapa de Berlín). Nos hizo falta que: salvo unas líneas, la actitud bastante ambigua de los Nazis con su pintura no fuera evocada, entre la admiración que le tenía Goebbels y su condena como «artista degenerado», ni que sus posiciones anti-nazis (por ejemplo con Ernst Wilhelm Nay o durante el funeral de Walther Rathenau), sobre las cuales yo escribí en 2005 para contestarle a Jean Clair, no sean mencionadas. 



Portada: Edvard Munch, El Bosque mágico, 1919-25, 110.5×145.5cm, Museo Munch


La exposición Trembling Earth estuvo en Williamstown y en Potsdam, y dentro de unos días abre en Oslo (hasta el 24 de agosto), y seguramente no podré verla. Trata de las relaciones de Munch con la naturaleza, probablemente el aspecto menos conocido de su arte pero no el menos importante. Munch pinta el bosque, el campo, la orilla del mar, paisajes con nieve; a veces como simples paisajes y otras como entorno de una escena (por ejemplo el Grito o los bañistas de Warnemünde), y en especial sus pinturas murales inmensas para la Universidad de Oslo, paisajes etéreos como ese Sol. 


Edvard Munch, El Sol, 1912-13, 310x500cm, Museo Munch, pág. 203 del catálogo


El catálogo (228 páginas) empieza muy agradablemente con un texto bastante inspirado de la escritora escocesa Ali Smith quien, conversando con su difunta madre, deja su mente errar alrededor de los cuadros de Munch, árboles, la muerte y «¿Quién se atrevería a pintar el sol?» (gracias a ella descubro esta litografía melancólica, The Insane). Luego, en los ensayos con forma más clásica, Jay A. Clarke presenta de forma sintética la relación de Munch con la naturaleza, en especial con el bosque y la ribera; Trine Otte Bak Nielsen subraya el interés de Munch por el ciclo cósmico y la cristalización (específicamente su Montaña humana); Arne Johan Vetlesen analiza de forma muy pertinente la angustia de Munch frente a la naturaleza, mientras que Jill Lloyd es menos convincente al querer vincular aquella angustia con su premonición de nuestra crisis climática. Además de 150 páginas de reproducciones (algunas que muestran rara vez, como Olas de 1908), el catálogo incluye una lista de libros de la biblioteca personal de Edvard Munch en relación con la naturaleza, entre los cuales, curiosamente Los grandes iniciados Édouard Schuré y también Einstein, Hamsun y H.G. Wells.







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