mardi 9 avril 2024

Volverse vegetal (Aurélien David)


6 de abril de 2024, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Aurélien David, Frioul (Isla de Pomègues), serie Encuestas clorofílicas, 2024, antotipo sobre impresión digital, 230x310cm


Aurélien David practica la fotografía clorofílica, imágenes al jugo de planta, menos contaminantes (por lo menos en el momento del revelado), más cercanas a la naturaleza. Sus imágenes aparecen sobre un fondo verde de hojas o hierbas: se hacen al utilizar las propiedades fotosensibles de la clorofila (como recuerdo de los antotipos de John Herschel). Cada planta escogida hace eco con el personaje representado, metafóricamente (algas para Breton) o directamente (una planta cultivada por un jardinero). También tenemos el índice en doble, el clásico de la imagen-fotografía como índice del sujeto representado y, más raro, el de la materia fotográfica como índice del mundo físico. 


Aurélien David, serie Quilombo Mané Bihan, 2024, inclusiones vegetales de hojas de aro, cada una 22x22x1.5cm


Su exposición en el centro de arte asociativo La Compagnie en Marsella (hasta el 20 de abril) retoma algunos de sus retratos hechos en África (serie Beleaf) y en el río Blavet: gente sencilla, pescadores, carpinteros de marina, navegadores, escluceros, guardias de barco, kayakistas, jardineros, viajeros, que conoció a través de sus andanzas de nómada de alta mar en su velero de acero Heoliañ (que en bretón significa «exponer al sol»). Hombres en su mayoría, fotografiados de frente, de forma neutra, sin artificio, como si fueran retratos antropológicos. Algunas de las imágenes hechas durante una residencia en un eco-pueblo del  Morbihan (el Quilombo de Mané Bihan) están incrustadas en bloques de resina para evitar la degradación ineluctable de la clorofila con el tiempo (como pudimos ver con las fotografías de Ackroyd & Harvey).


Aurélien David, Philippe Descola (Jardin des Plantes, Paris), serie Los Sembradores, 2019, collage reproduicido sobre tela a doble cara, 120x120cm


Se añaden, suspendidos en el espacio de la exposición y de doble faz, ocho retratos de figuras importantes de la ecología (serie Los Sembradores), cada una con la cara medio cubierta por una hoja en relación con su historia: la eco-feminista Emilie Hache con la belladona (al mismo tiempo veneno e instrumento alucinógeno de seducción), la filósofa Vinciane Despret con una hoja de fresno llorón que le recuerda su infancia, o el antropólogo Philippe Descola (por otro lado copresidente de Soulèvements de la Terre) con un achiote (planta que usan los Achuar con quienes Descola estuvo entre 1976 y 1978). Además, en residencia en Marsella, el artista organizó talleres con jóvenes migrantes de las cercanías de la ciudad (arriba: en Frioul, isla de Pomègues): que realizan fotogramas de plantas, a la clorofila (las imágenes están pegadas en un cartel grande) y así volver a conectarse con la naturaleza («Yo sentí el olor de las plantas y me hizo bien»). En esta época de selfis y acumulación de imágenes, esas raras alquimias vegetales nos reconcilian (un poco) con la naturaleza. 



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