(Artículo original en francés, aquí)
Vista del incendio desde un dron |
[20 de abril: todos los movimientos de la Francia reaccionaria, desde souchiens hasta Idtla y pasando por Philippe de Villiers, se soublevan contra aquellos que se atreven a cuestionar la reconstrucción de forma idéntica. Una de sus páginas web publicó mi foto y mi dirección (la que creen) llamando para que me «pongan en su sitio el seso». [Tras una ficha antropométrica hecha ayer, todos los comentarios en la página acaban de ser borrados.] Y los comentarios insultantes se apoderaron del blog, les cito el último: Periodimier... del monde: hijo del diablo que haces el signo de la cruz al revés. Izquierdo-comunista salido directamente de las entrañas de Satanás, asesinos, vendrá el día en que se quemarán en el infierno, por haber destruido Notre Dame.» [sic] Agotado de limpiar todo ese vómito delante de mi puerta, decidí cerrar los comentarios en este artículo.]
Parece entonces que nos estamos orientando hacia una reconstrucción de Notre Dame tal y como era. ¿Es sorprendente que se privilegie esta solución, solución conservadora y estrechamente patrimonial?
¿Es de extrañar en nuestra sociedad cerrada y rancia, dirigida hacia el pasado, hacia la Francia de cepa, sociedad que se volvió racista, islamófoba, que rechaza a los inmigrantes, una sociedad que reniega de los principios que la fundaron, de la Declaración de los Derechos del Hombre en 1789, del programa del Consejo Nacional de la Resistencia en 1944, y que lo único que la anima es remover su grandeza pasada?
¿Es de extrañar con esta iglesia católica (o por lo menos sus dirigentes) desconectada del mundo de hoy (la lista es larga: sacerdotes obreros, teología de la liberación, contracepción, aborto, celibato de los sacerdotes, ...) y encerrándose en un «fundamentalismo reaccionario y anquilosante» como lo escribe en La Croix el cura de Montrouge, quien, maravillado con las luces cayendo sobre el altar por el hueco de la estructura, piensa que Notre Dame merece mejor que una reconstrucción idéntica ?
¿Es de extrañar que con este presidente que, aparentando ser ‘moderno’, es uno de los más insidiosamente conservadores de los que hemos tenido y quien en su búsqueda desesperada de popularidad, anuncia precisamente al día siguiente, con ridícula grandilocuencia que todo sería reconstruido idéntico en cinco años?
¿Es de extrañar que con los ayatolás de la preservación del patrimonio que se agitan como la mosca del Coche y la Mosca, ayer contra la pirámide de Pei, las columnas de Buren y el «Louvre en donde los árabes», hoy contra la nueva Samaritaine, siempre listos para crear polémica contra el mínimo cambio en sus universos congelados?
Viollet-le-Duc en Saint Thomas, 1843 |
En lugar de restaurar los fantasmas medievales de Violett-le-Duc (cuya representación vanidosa aquí arriba habían sacado oportunamente cuatro días antes del incendio, y que por ende fue salvada, ¡gracias a Dios!), si tuvieran audacia y valentía (pero a nuestros políticos les hacen tanta falta) se lanzaría un concurso internacional de arquitectura para imaginar un edificio nuevo (y no solamente la aguja de Viollet-le-Duc) apoyándose sobre las estructuras que existen pero inventando formas nuevas quizás de vidrio y de acero : tendríamos entonces una Notre Dame de nuestro tiempo, innovadora, ambiciosa, una promesa técnica como lo fue en el momento de su construcción, y no una repetición estéril y reaccionaria (la Estirge también es de Viollet-le-Duc).
Charles Nègre, La Estirge, 1853 (con Henri Le Sercq), col. Museo de Orsay |
El tema no es ni técnico, ni estético, ni patrimonial, es político: ¿en qué mundo queremos vivir ?, ¿en qué siglo?
O entonces dejémosla en ruinas, «dejarla tal cual, es decir arrebatada por las llamas del incendio de las manos de los predadores y devuelta al fin al pueblo y a su libre uso», como lo propone un cura del campo, salvar la catedral del corazón en lugar de la de piedra. Transformada en nueva Corte de los Milagros, se convertiría entonces en testimonio elocuente de nuestro país, de nuestra sociedad, de nuestro gobierno y de la Iglesia.
Como escribe la historiadora Fanny Madelin, «las llamas de Notre Dame, son nuestro mundo que se quema. Es el Derrumbamiento con D mayúscula, el de la biodiversidad, es la gran extinción de las especies, el fin de las democracias liberales occidentales.» Y no es restaurando el monumento como antes que combatiremos ese Derrumbamiento sino reinventándolo.
Projet Godart +Roussel |
Este es un ejemplo de arquitectura innovadora, un bosquejo de la oficina de arquitectura Godart Roussel. Leer su manifiesto aquí (y los comentarios, muchos de los cuales expresan bien mi propósito aquí arriba).]
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