dimanche 19 novembre 2023

Las madres muertas, en el BAL

 


13 de noviembre de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Rebekka Deubner, Strip (remendar), video, 2023, captura de pantalla, cortesía de la artiste


La exposición «A partir de ella» en el BAL (hasta el 25 de febrero) está dedicada a la relación que tienen los artistas y escritores con su madre (cuyo apellido, generalmente desconocido, está listado en la contraportada). Entre las 26 obras y escritos, los más intensos son indudablemente los de los huérfanos, o más bien (salvo Roland Barthes y su texto famoso –reproducido en una pared– en la Cámara lúcida sobre la fotografía de su madre como herramienta accesoria), de las huérfanas. Por ejemplo, la japonesa Ishiushi Miyako que fotografía objetos que le pertenecían a su difunta madre; una imagen fantasmal de Hélène Delprat; las famosas fotografías desdobladas de la sudafricana Lebohang Kganye; el periplo de Sophie Calle yendo a depositar en la banquisa el collar (Chanel, por supuesto), el diamante y una foto de su madre. Pero, de todas las obras, las más conmovedora es la de Rebekka Deubner. ¿Qué hacer con la ropa de una muerta? Todavía impregnada de su olor o con la impronta de su cuerpo, la huella de sus formas: ¿habrá que quemarla, tirarla, regalarla? Rebekka Deubner hace su duelo apropiándosela, de dos maneras. Se la pone, y se envuelve acumulándola sobre ella hasta la desmesura. Un video (remendar) la muestra primero desnuda, como el día de su nacimiento, mirando al objetivo con una mirada quieta, alucinada y tristísima, de melancolía; después de una larga espera, de incertidumbre, se pone una blusa de su madre después abotona otra con la primera y se enrolla y así sucesivamente, cantidades de veces, alternando blusas blancas y de colores, hasta no poder continuar. Es una espiral de prendas ligadas las unas con las otras, como si fuera una cadena, una mortaja enrollada diez veces alrededor de su cuerpo frágil que se ahoga: ¿entonces siente más el sosiego o la restricción? ¿estará remendando su alma? Otro videos más cortos la muestran cubriéndose con un abrigo verde, anundando una pelliza de piel o (en el stand de la galería Jörg Brockmann en Paris Photo) amarrando unas botas de su madre, y luego desamarrándolos para mostrar unas marcas negras en las piernas, como si fueran un rastro, una transmisión. Conociendo la predilección de Rebekka Deubner por los cuerpos y en especial por los fluidos corporales y por el tiento, podemos imaginar la dimensión del tacto y del olfato de unas acciones que el espectador solamente puede ver a través de imágenes mudas. Vestirse así con las cosas de su madre, deslizarse así en lo que fue su vaina de tela, apropiarse aquella cáscara y la crisálida que también quedaron huérfanas, es para ella, tanto para su cuerpo como para su espíritu, el trabajo de duelo más íntimo que uno se pueda imaginar. 


Rebekka Deubner, Strip, fotogramas, 2022/23, vista de la exposición


Quizás por simetría con unos vídeos tan íntimos, la segunda parte de su trabajo es más distante, más fría, más «estética» también: fotogramas en colores de la ropa de su madre que componen un cuadro multicolor en el que se reconoce una manga, una tira, un encaje: es un retrato implícito de la difunta. La apropiación de la ropa (y, algo, de la apariencia) de su madre remite al trabajo bien conocido de Michel Journiac que transforma su imagen para parecerse a su padre o a su madre (no han fallecido) en un Homenaje a Freud (como burla) y Propuestas para un travesti incestuoso y masturbatorio[Pues, sería bueno hacer una expo sobre «ponerse la ropa de los demás», sobre la identidad y la apropiación del vestuario, podría se con estos dos, Hans Eijkelboom, Lygia Clark, Yoshi, y ¿con quién más?] Entre las otras obras de la exposición, muchos retratos de madres, más o menos clásicos (Dirck Broekman, Latoya Ruby Frazier, Gao Shan, Paul Graham, Jochen Gerz), puestas en escena graciosas (Ragnar Kjartansson, los Blume), incluso grotescas (Christian Boltanski), diálogos trágicos (Mark Raidpere) o interrogadores (Anri Sala que cuestiona el pasado comunista de su madre), textos de Hervé Guibert y de Pasolini.


Mona Hatoum, Measures of Distance, video, 1988, captura de pantalla


La obra estrella de la exposición que, me parece, junto a la de Deubner, eclipsa todas las otras, es el video Measures of Distance de Mona Hatoum, además no es un video sino una serie de fotografías de la madre de la artista, desnuda bajo la ducha, mujer fuerte y sensual; sobre las fotografías como si fuera una cortina, van inscritas frases en árabe; son cartas de la madre desde Beirut, para la hija en Londres, durante la guerra civil. Las dos se hablan y al mismo tiempo, Mona Hatoum lee la traducción de las cartas al inglés, único elemento comprensible para los que no hablan árabe, pero el fondo sonoro en árabe es indispensable: entramado de conversaciones entre madre e hija como si fuera un tejido. Se habla de exilio, de desarraigo, de depuración étnica (la Nakba, y es una de las obras en la cual Hatoum muestra más su dimensión palestina), de la separación de la madre y sus hijas, de la guerra, también se habla de intimidad, identidad, sexualidad y del peso agobiante del padre. Se siente uno (es decir el blanco heterosexual que está escribiendo aquí) un poco voyeur y cómplice. Es una celebración hermosa del amor filial y de la complicidad. Quizás sea su dimensión mediterránea, árabe, con todas las complejidades y ambigüedades que ello implica, que hacen que me guste. 




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