7 de noviembre de 2022, por Lunettes Rouges
(artículo, original en francés, aquí)
Manuela Marques, Superficies sensibles, 2019, cada uno 112x150cm; f. del autor |
La exposición de Manuela Marques en el Museo Chiado en Lisboa (hasta el 29 de enero) se llama Ecos de la naturaleza; muestra claramente imágenes de paisajes y medios naturales de Francia, Portugal (continental) y Azores; en efecto, podemos verla como una reflexión sobre el concepto artístico del paisaje, sublime, romántico, natural; y, podemos percibir la atención constante con los fenómenos telúricos y en especial con las erupciones volcánicas y la magia atlántica. Y es ese el punto de partida de la artista.
Manuela Marques, Isla 2, 2022, 48x64cm |
Me parece que se le han escapado las imágenes y han adquirido autonomía propia (o en todo caso su mayoría), han adquirido un mensaje independiente, se han deshecho de su argumento natural para convertirse en objetos culturales puros: olviden lo que representamos, dicen, no lean mas cartelas, conténtense mirándonos fijamente, largamente, atentos. Somos objetos, materia, esculturas planas, composiciones con formas abstractas y colores abstractos; no intenten descifrarnos ni «entendernos» y abandónense a la contemplación, a la meditación. Esto aquí es una rasgadura blanca con fondo negro: ¿no es ello suficiente para saborearla y disfrutar el recorte de encaje, la inquietud oscura que devora la luz? ¿es un lago de montaña? nos dicen que es una isla, una parte del archipiélago, otras son vecinas del muro y evocamos, claro, el Atlántico y las Azores, ¿pero es necesario? ¿se siente enriquecido cuando sabe que esta fotografía fue pensada y construida así?
Manuela Marques, Onda 3, 2022, 50x75cm |
Esta es una forma perfecta, eterna y arcaica que podemos imaginar piedra en la mano de un neandertal, o bien, ídolo primitivo o símbolo andrógino. Su superficie se ve agujereada y picada como con huellas de una historia desconocida. Y la cartela dice, Onde, casi que decepciona cuando entendemos que se trata de un juego de luz en la arena a la orilla del mar: no es que no sea una pista interesante que nos conduce a la fusión sensual de los elementos, sino que no es sino eso y ello limita la mirada, la fantasía, para desprendernos de la forma pura y obligarnos a una lectura única.
Manuela Marques, Sísmico, 2019, 120x70cm |
Aquella es magma en fusión en el cual las formas confusas se entrelazan en medio de un abrazo infernal y me siento feliz de no entender nada, de no saber de qué se trata (y de evitar preguntarle a Manuela): yo no quiero saber, simplemente quiero clavarme en esta imagen, en la materia que es a la vez atractiva y repulsiva, y dejar que penetre mi cuerpo, mi cerebro y mis tripas (y, gracias a Dios, se llama Sísmico, lo que no dice nada preciso). De la misma manera (arriba) una pared de imágenes en color llamadas Superficies sensibles le presenta a la mirada una sinfonía visual compleja, que al poder evocar la química de los fotogramas desconcierta muchísimo y eso está muy bien así.
Manuela Marques, Topographies 1-9, 2022, cada uno 65×97.5cm; foto del autor |
A lo largo de la exposición se siente uno sumergido entre sombras y reflejos, entre resplandores y rupturas que recorren fronteras entre líquido y sólido, entre visible e invisible, entre explícito y misterioso. Confieso que disfruté menos las raras imágenes, mas anecdóticas, en las que aparece lo humano, manos extendidas hacia el cielo o una escena verde a la Friedrich. Pero ya hace ocho años yo prefería en su trabajo el hecho de reencontrarse «en algún lugar entre lo real y su representación, o mejor, más allá de la representación».
Tapa del estuche « Manuela Marques, Echoes of Nature », ediciones Loco, 2022 (imagen : detalle de Explosión 1, 2022) |
Ya presentaron la exposición en el Havre y en Kerguéhennec. Bonito catálogo (recibido en servicio de prensa): en un estuche, un libro que lleva imágenes de página completa con el índice separado y que toma toda la serie y da títulos y dimensiones, además un cuaderno trilingüe (francés, portugués, inglés) con un texto mas bien «naturaleza» de Léa Bismuth y otro mas bien «cultura» de la comisaria portuguesa Emilia Tavares.
Fotos 2, 3 & 4 cortesía de la artista.
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