samedi 22 octobre 2022

El marketing de la Bonheur

 


20 de octobre de 2022, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Retrato fotográfico de Rosa Bonheur con todas sus decoraciones



Podemos celebrarle a Rosa Bonheur su feminismo, su lesbianismo, que llevara pantalón, su corte de pelo y sus cigarros, su transmisión de patrimonio (matrimonio) por las mujeres, que haya sido la primera mujer oficial (¿oficiala?) de la Légion d'Honneur, lo que significa una celebración totalmente justificada de esta pionera que por su independencia encarna un nuevo modelo de mujer. Es verdad que reproduce ciertos estereotipos, el mas indignante, como tantos artistas hombres fue reducir a su pareja Nathalie Micas, artista también, al papel de musa y asistente (Marcel Moore corrió la misma suerte). 


Muñeca de bizcocho cerámica que representa a Rosa Bonheur (Alemania, hacia 1870), no está en la exposición.


Podemos celebrarle también su agudo sentido del comercio para lo que va a venderse fácilmente (fue tanto lo que produjo que no se ha logrado aún inventariar todo para hacer un catálogo razonado), su capacidad para enriquecerse rápidamente (pobre a los 20 años, a los 30 declara «ganar más dinero que el puede gastar»), hasta el punto de poder comprarse a los 37, un bonito castillo. Hija de un padre pobre artista fracasado y sansimoniano idealista, ella prefiere el éxito financiero y social, lo que la posiciona al otro extremo de su padre. Tenía un gran sentido de la comercialización: a los 19 años decide pintar animales, es una buena estrategia pues es un mercado amplio y abierto, se interesa mas por ciertos marchantes que por los Salones, propaga a diestro y siniestro productos derivados entre los cuales muñequitas con su efigie, hace giras promocionales. De todos sus contemporáneos es la mujer de negocios más poderosa, una estrella del mercado, «la Bonheur», sus lienzos en la época eran los más caros del mundo, en comparación, Courbet no gana nada, un aficionado. 


Rosa Bonheur, Toutou el bien amado, óleo sobre lienzo, 1885, Utrecht, Museo central


Feminista y mujer de negocios, sin duda alguna, «icono de la emancipación femenina». Pero ¿Cómo podemos elogiarla como artista? ¿Cómo podemos poner en un pedestal sus pinturas de animales? Entiendo que podamos hacer discursos emotivos sobre la causa animal y la ecología, al contemplar los lindos ojos de los animales que pintó, veo que quieren crear una pionera del ecofeminismo y del especismo (aunque cazara y le gustara la carne asada). Pero ¿Cómo podemos encontrarles calidad estética a unos cuadros dignos de los calendarios de correos de mi infancia? Pongan de un lado un caballo de Géricault y del otro uno de Bonheur: la tragedia romántica frente a la cursilería. Comparen un roble de Courbet con uno de Bonheur: estamos en dos mundos diferentes, el de la monería sosa y el de la belleza silvestre. Saber dibujar bien y querer a los animales no es suficiente. Como dijo Cézanne de su Arando en el Nivernais, «es horriblemente parecido». Si por lo menos fuera kitsch podríamos divertirnos, pero no es sino ñoñería... 


Rosa Bonheur, El gran roble, acuarela sobre papel, Museo de Orsay


Leerán entonces que no hay que dejar influenciarse por los estereotipos y los tópicos, que «su obra repercute actualmente con numerosas cuestiones sociales mas que nunca de actualidad: el lugar de las mujeres en el arte y la sociedad, la causa animal y el su lugar en el mundo rural y la ecología», que su imagen actual «se ha vuelto más atractiva y más moderna que la que tenía», y que «corresponde a las expectativas del público»: y ese es el problema. La exposición del Museo de Orsay (hasta el 15 de enero) está mas basada en las supuestas expectativas del (de cierto) público que en la calidad de la artista... Vemos de paso que el Museo de Orsay, que fue tan minucioso con la forma de nombrar a los modelos negros de manera correcta y moderna (cambiando los títulos de las obras para reemplazar Nègre por noir -en español ese matiz no funciona-), no dudó un segundo en dejar el término Piel Roja que Rosa Bonheur usaba para sus cuadros de amerindios. Al salir de la exposición, el mejor antídoto es pasar a ver la exposición de Munch, lo anima a uno. 




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