samedi 10 juillet 2021

Singularidad inquietante (Raymond Galle)

 


6 de julio de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Raymond Galle, Affiche, 2002-2006, foto del autor

Tapizan la sala retratos grandes de seres sin cabello, lampiños, muchas veces con aspecto aturdido, como si fueran rescatados de campos o de la quimioterapia, o neandertales perdidos. Pero su mirada desmiente el diagnóstico: viva, alegre, atenta. Todos, más bien andróginos son jóvenes y hermosos, bastante glamorosos si los cráneos no estuvieran rapados, y todos, salvo uno (aquí abajo, y no es seguro), son blancos. Una singularidad inquietante emana de este conjunto que se puede ver en una sala del 104, hasta el 11 de julio. Raymond Galle (que es además sociólogo, novelista y galerísta) recibió centenares de afiches publicitarios de Decaux, formato 120x176, afiches que enaltecen el lujo, la belleza eterna, todas las dichas del consumo sofisticado. Durante años les quitó el sentido, el empleo, el valor, los «lavó de la escoria mercantil», los pintó de nuevo con grandes zonas de pintura que ocultan primero el producto que venden y también todos los rasgos significativos del modelo hasta reducirlos a esos fantasmas de quienes solamente los ojos parecen tener vida. Dice que procede por separación, borrado, recomposición, «reencarna la piel, redondea el cráneo, enrojece los labios, vuelve a dibujar los ojos y colorea los espacios que ha vuelto a definir». De una persona objeto que hace ver bien un producto hace un sujeto. De un impreso múltiple hace una obra única. Vuelve a orientar la mirada. 


Raymond Galle, Affiche, 2002-2006, foto del autor

De aquellas fotografías perfeccionadas y reveladoras creó pinturas cuya forma se ha empobrecido pero que tienen mucho más sentido. Algunas decoradas con eslóganes publicitarios escritos con plantilla («el oro es irresistible»). Y esas pinturas sobre el afiche son para ustedes: a Galle los que instalan los afiches se los regalaron, él les quitó el valor mercantil y les dio un sentido rebelde, y, convertidas en pinturas se las regala a los visitantes de la exposición que se inscriban antes del 9 de julio. Hay que estar presentes el 10 o el 11 (se les avisará), y podrán recibir una de esas pinturas. La imagen fue sacada de su uso y ahora también del mercado, la lógica financiera del arte derribada. Es la lógica de la obra en si que se impone al artista y genera su propia circulación gratuita en otro universo que el de las galerías y las subastas. Dispersar así las obras regalándolas es un sabotaje y crea también vínculo social: no estamos lejos del potlatch. Y es posible que un día aquel que haya recibido una la haga circular. 


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