lundi 12 juillet 2021

Atget et Cartier-Bresson

 


8 de julio de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Eugène Atget, Saint-Médard, Ve, 1990-01, Museo Carnavalet


Dos exposiciones que se cruzan. La de Eugenio Atget en la Fundación Henri Cartier-Bresson (hasta el 19 de septiembre) y la de Henri Cartier-Bresson (hasta el 31 de octubre) en el Museo Carnavalet renovado (en cambio no fui a ver la de la Biblioteca Nacional sobre Henri Cartier-Bresson, fotos archiconocidas vista 100 veces). En los dos casos se trata principalmente de sus visiones de Paris. Las imágenes de Atget (procedentes de las colecciones del Museo Carnavalet y que mostraron hace 9 años) por bonitas que sean ya no sorprenden; vemos su talento para el encuadre, su culto del detalle y ante todo la poesía que percibe y que transmite, una especie de gozo. Admiramos los juegos de agua en el adoquín de la plaza Quincampoix y la dignidad de los habitantes de la Zona. Destaca la composición en varias de las imágenes, los muros laterales de una callejuela se van angostando hacia una puerta cerrada al fondo, o hacia un pórtico de donde sale la luz. El toque surrealista inconsciente de Atget (que les gustó tanto a Man Ray y a Berenice Abbot) resalta aquí y allí, como por ejemplo el caballo blanco (de cinco patas porque se movió), solitario e incongruente delante de San Medardo. 


Henri Cartier-Bresson, Mannequins, hacia 1931, Centro Pompidou


Lo que une a estos fotógrafos es ante todo el surrealismo, y la fotografía de los maniquíes en una vitrina es bastante atgetciana. Algunas de la imágenes de Cartier-Bresson son bien conocidas, otras más raras, como la de Duchamp y Man Ray sentados al lado en 1968 poco antes de la muerte del primero, una fotografía que descubrí recién en este bonito libro (en donde nos enteramos también de que apenas murió Duchamp su mujer Teeny llamó a Man Ray en plena noche, y que había cenado con ellos poco antes, para que fuera enseguida a hacer un retrato fúnebre del difunto). 


Henri Cartier-Bresson, El general de Gaulle a la cabeza del desfile que va del Arco del Triunfo a Nuestra Señora, 26 de agosto de 1944, impresión años 70, Fundación HCB


Pero es más bien la visión de Paris, lo que vincula las dos exposiciones, las vistas de la ciudad y en especial sus habitantes. Los hombres del quai de Javel fotografiados por Cartier-Bresson con el montón de sacos detrás de ellos parecen los cojines de los traperos barriobajeros de Atget. Y en el gentío alrededor de de Gaulle el 26 de agosto de 1944, Cartier-Bresson, siempre atento a los detalles incongruentes, toma a este hombre negro, con el brazo doblado y la camisa rota, gesticulando su alegría en el primer plano a dos metros del General, quizás un tirador senegalés, uno de aquellos de quienes se ocultará el papel en la historia de la Liberación. 


Henri Cartier-Bresson, Autorretrato, hacia 1930, First Album, Fundación HCB


Sabemos que Cartier-Bresson detestaba que lo fotografiaran. Aquí tenemos un corto de 1962 que lo muestra fotografiando al acecho en las calles de Paris, y tenemos especialmente una rareza, quizás algo único, su autorretrato alrededor de 1930 en el espejo deformador de un café, imagen sacada de su « First Album ». ¿Es de extrañar que sea una visión alterada de sí mismo la que concede de esta manera? 


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