samedi 17 avril 2021

¿Diálogo de dos maestros? (Rodin Arp)

 


11 de abril de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Portada del catálogo con Auguste Rodin, Mujer en cuclillas, 1882-83, yeso, 31.9×28.7×21.2cm, Museo Rodin (también pág. 29).


Desde su centenario en 1986 (excepto en el Museo de Estrasburgo, su ciudad natal, en 2088) no ha habido en Francia muchas exposiciones consagradas a Hans Arp, o Jean Arp, como se hacía llamar este alemán naturalizado en Francia en 1926 y que vivió unos años en Clamart (la mayoría del tiempo en Suiza). Salvo error, en Paris no hubo sino una presentación breve en Pompidou de unas obras embargadas en 1996 por la aduana y que Pompidou recuperó en 2006 y exposiciones pequeñas en Clamart. ¿Será porque existen tres fundaciones concurrentes, en Paris, Locarno y Berlín¿Será porque su museo cerca de Bonn (a donde la exposición debe ir del 27 de junio al 14 de noviembre) tuvo sinsabores por reproducciones sin autorización e intentos ilegales para exportar obras? Conscientes de esta carencia solo podemos sorprendernos por la decisión de la Fundación Beyeler en Basilea (ciudad en donde murió): hacen una exposición no solamente dedicada a Arp sino a un diálogo entre Auguste Rodin y Jean Arp (hasta el 16 de mayo). Como no la he visto solamente puedo hablarles del catálogo, publicado por Hatje Cantz, en inglés (subtitulado «Two Masters in Dialogue» , 200 páginas, 125 ilustraciones de las cuales 116 páginas completas; también existe en alemán). 


Fotomontaje (cartel) con Auguste Rodin, El Pensador, 1181-82, bronce, 72x34x53cm, Museo de Ginebra (pág. 38) & Jean Arp, Torse Gerbe, 1958, mármol, 79.5x37x28.5cm, col. privada(pág. 66 & 68).


Primero la sorpresa: ¿qué tienen que ver las esculturas figurativas de Rodin y las abstracciones de Arp? ¿Cuál es la relación entre las superficies brutas, rugosas y atormentadas de Rodin y el pulido ondulante, fluido y frío de Arp? Y solo estamos hablando del Arp posterior a 1930, cuando, después de los 50 años, se puso a hacer bulto redondo luego de años de relieves, esculturas planas, ensamblajes de tablas o «papeles rasgados». ¿Cuál es la relación entre el enfoque brutal y directo de Rodin y la subtilidad intelectual de Arp (fue poeta y escritor antes de ser escultor y su bibliografía comprendre treinta títulos)?


Auguste Rodin, La Voz Interior (La Musa), 1896, bronce, 144.5x77x57cm, V&A Museum & Jean Arp, Kore, 1961, bronce, 118.1x21x24.1cm, col. familia Esther Grether (p. 74-75)


Abrimos el catálogo, cuyos autores, y en especial el comisario, Raphaël Bouvier, se esforzaron bastante con el fin de encontrar correspondencias, probar acercamientos, identificar similitudes. ¿Se habrán encontrado? Arp tenía 31 años cuando murió Rodin y estuvo en Paris durante los diez primeros años del siglo, no sabemos mucho, una página (175) dice que estuvo en 1908, la otra (182) dice que en 1905 o 1906 o 1911, sin que sea evidente concluir. Claro que Arp conocía el trabajo de Rodin, pero a Tessa Paneth-Pollak y a Astrid von Asten les cuesta listar todos los «puntos de contacto» entre los dos artistas: dibujos (eróticos) de Rodin que posiblemente Arp viera en Weimar en 1906 y que lo hubieran inspirado; una crítica de Arp de una exposición de arte contemporáneo francés organizada por Rodin en Paris en 1907 («gran decepción» pero «Rodin es el hermano de Miguel Ángel»); un dibujo de desnudo recortado y pegado en un cartón en 1911, igual que Rodin; una obra de 1918 (poco después de la muerte de Rodin) intitulada «Paolo y Francesca», como Rodin; dos obras llamadas «Anfora» que evocan el Vaso griego de Rodin, etc. Todo eso parece muy poco y bastante descabellado, con dos excepciones: una escultura de 1938 llamada «Escultura automática (Homenaje a Rodin)» en la contraportada, abajo), y un poema que Arp escribió en 1952 con el título «Rue Varenne» y que recicla en 1954 para el catálogo de una exposición de Rodin en Nueva York, bautizándolo «Rodin». Desde el punto de vista histórico es un poco tenue. 


Vista de la exposición con Jean Arp, Ptolémée III, 1961, bronce, 201x113x76.5cm, Kunsthalle Bâle & Auguste Rodin, El Pensador, 1903, bronce, 180x98x145cm, Kunsthalle Bielefeld. (pág. 40-41); foto © 2021, ProLitteris, Zurich / M. Niedermann.


Entonces hay que conformarse con las similitudes formales, y, tanto en la exposición como en el catálogo las obras van por parejas (con hermosas fotografías con fondo negro o blanco sobre dos páginas adyacentes). Las comparaciones que se apoyan principalmente en el ensayo de Raphaël Bouvier, se organizan según cuatro temas, cada uno con su portafolio de imágenes. Homenajes y Afinidades juntan las dos portadas del libro, La Mujer en cuclillas de Rodin y la Escultura automática arriba mencionada, que en efecto tienen formas bastantes parecidas pero una textura completamente diferente (yeso rugoso del uno, granito pulido del otro), Las Tres Sombras en bronce de Rodin y las Tres Gracias de aluminio de Arp (magia del número 3), y los tres grandes Pensadores del uno y el Ptolomeo III del otro, ambos de bronce presentados en majestad en la entrada de la Fundación (aquí arriba). También tenemos, nada más diferente, el gran Paolo y Francesca en las nubes en mármol de Rodin y el pequeñísimo y muy plano Paolo y Francesca de Arp de madera barnizada: está claro que Dante los inspiró de manera bien diferente. 


Auguste Rodin, La Meditación sin brazos (La Voz Interior), 1894, yeso, 54×26.7x20cm, Musée Rodin & Jean Arp, Nu Floral, 1957, mármol, 94x22x23cm, au Museo de Strasburgo (pág.72-73).


La siguiente sección se intitula Fragmentación, Ensamblaje y Azar, con obras incompletas de cada uno, cortadas, truncadas, y las formas abstractas de Arp pueden en efecto, evocar sin demasiado esfuerzo las curvas de un cuerpo femenino, por ejemplo en estas dobles páginas, La Meditación sin brazos (también llamada Voz Interior) de Rodin, en yeso y el Desnudo Floral de mármol de Arp (arriba), la Daphné de bronce dorado de Arp e Iris, Mensajera de los Dioses de bronce (abajo). Estos dos ejemplos muestran bien que, cualesquiera que sean los conceptos comunes de fragmentación y de amputación, la realización, la forma, la suavidad cóncava, la tranquilidad inmaculada del uno y el martilleo bruto figurativo y atormentado del otro crean experiencias visuales que tienen poco en común. Un ensayo de Jana Teuscher vuelve a abordar los puntos comunes del fragmento. 


Jean Arp, Daphné, 1955, bronce, 119.8x33x29.5cm, Fundación Arp Berlin & Iris Mensajera de los Dioses 1894-95, bronce, 83.3x87x36cm, Fundación Beyeler (pág. 78-79).


Llegamos a los capítulos Naturaleza, Creación y Crecimiento, y Movimiento y Transformación, en los cuales Catherine Chevillot recalca el vitalismo y el biomorfismo, subraya el vínculo que el pensamiento de Bergson puede crear entre dos artistas; pero relacionar La Edad de Bronce, el primer bronce de Rodin y el Nu aux bourgeons en yeso de Arp (aquí de bronce), aunque los dos sean de tamaño humano, o Balzac de Rodin con el Arbre de Bols de Arp, los dos de bronce de aproximadamente 1 metro de alto, no es muy convincente. 


Contraportada del catálogo con Jean Aep, Escultura Automática (Homenaje a  Rodin), 1938, granito, 26x22x11.5cm, col. privada Londres (también pág. 30).



Con prudencia, el catálogo niega toda influencia del uno sobre el otro y prefiere hablar de diálogo, pero los acercamientos no parecen ni muy convincentes ni muy perspicaces. No hay ninguna duda de que Arp admiraba a Rodin, pero ¿era suficiente para construir una exposición? La reducción a formas similares que no siempre son fáciles de ver no son suficientes para construir un argumento coherente. El hecho de que los dos hayan roto con la tradición de su época crea una cercanía intelectual más que artística. Podemos admirar la tenacidad del comisario (reunió más de cien obras de Europa y Estados Unidos, una proeza en esta época de pandemia) que sin embrago no convence. Pero quizás una verdadera visita de la exposición y no solamente un libro y un video (otro con subtítulos en inglés) me hubiera impresionado más. Mi sensación intuitiva es que el diálogo entre Rodin y Arp hubiera tenido más sentido si se hubiera introducido a un tercero, una pasarela entre los dos artistas, el eslabón perdido: Constantino Brancusi. Hubiéramos podido entonces percibir una correspondencia, filiaciones (y porqué no, completar con una benjamina, Barbara Hepworth): una exposición que queda por hacer, un propósito que queda por demostrar. Pero hablando sinceramente y volviendo a mi propósito inicial, lo que me hubiera gustado hubiera sido una exposición monográfica de Arp. También podemos decir que Beyeler cayó en la moda de las exposiciones dobles: asociar dos nombres célebres es una táctica de mercadeo que se usa con frecuencia: y a veces funciona muy bien (Matisse Picasso en el Grand Palais en 2002 o Calder Miro aquí mismo en 2004), a veces a medias (Klein Byars Kapoor en el MAMAC en 2012), y a veces sale mal. 


Libro recibido en servicio de prensa.

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