01 de
septiembre de 2015,
por Lunettes Rouges
[busco a un
voluntario para traducir el blog al inglés : contactarme vía lenot.marc@gmail.com. Gracias]
Mona Hatoum, Keffieh, 1993-99, detalle |
Durante
mucho tiempo me gustó la obra de Mona Hatoum (en el Centro Pompidou hasta el 28 de
septiembre), sus primeras actuaciones audaces, su afirmación como
mujer y árabe, el uso de su cuerpo como arma de trabajo, su brutalidad y
sobriedad. Y menos mal que en esta exposición encontré en
algunas obras ese soplo que la animó durante mucho tiempo. Me sigue
emocionando su kufiyya de cabellos trenzados, ambigüedad sexual y tensión entre
resistencia y cotidiano, también todas sus obras en las que los
cabellos (los suyos y los de otras mujeres) van enrollados, enredados,
trenzados, en forma de joya, de ornamento, de telas.
Mona Hatoum, Impenetrable, 2009 |
Me siguen gustando sus obras peligrosas, cubo impenetrable con púas
cortantes que levitan por encima del suelo (aquí
arriba, el título hace
referencia a Soto, claro), jaula carcelaria luminosa inestable e inquietante
(aquí abajo), obras que parecen poner en peligro tanto al espectador como al
artista, obras que universalmente evocan violencia, represión, exilio. Me
sigo emocionando de forma increíble cuando veo el video Measures of distance, las cartas que su madre le escribía que pasan delante de planos
fijos de su madre bajo la ducha.
Mona Hatoum, Light Sentence, 1992 |
Pero...
Pero esta retrospectiva completísima, la puesta en perspectiva
de su obra demuestran una triste evidencia : Mona Hatoum se volvió juiciosa,
escogió doblegarse ante el mercado, seguramente empujada por su galería, escogió hacer
obras cada vez más agradables, seductoras, ilustrativas, vendibles pero sin alma, sin
profundidad, sin ambigüedad. Y nos encontramos con bonitas cunas de vidrio y con alambres cortantes para bebés , un rallador de queso desmedido (aquí abajo),
utensilios de cocina electrificados, sillas cosidas juntas o con pelos púbicos,
mapas del mundo alfombras o pepas de vidrio (muy bonitos, es verdad...), y
muchas obras más que huelen a proceso, repetición, filón, marketing, candado bien
puesto sobre su libertad insolente de antes.
Mona Hatoum, Grater Divide, 2002 |
Es
decepcionante ver como una gran artista se doblega ante el mercado, cae en la
facilidad, se vuelve, como dijo Anne Malherbe, "limpia e inodora".
Hasta en su biografía ya no es palestina sino "británica de padres palestinos"
: una forma de negación. Qué triste.
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