15 de diciembre de 2022, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Fotomontaje de Alexandre Liberman en portada de VU, número especial, suplemento, 3 de marzo de 1934, 37x27cm, col. part. |
Man Ray, « Exposición Colonial Internacional, Reportaje por Man Ray, Paris », cuaderno compuesto de tres páginas, 1931, 29.4x23cm, col. Centro Pompidou |
En las colecciones hay sin duda pocos elementos sobre aquella exposición surrealista que no tuvo ningún éxito. Nos hubiera gustado una mirada más critica e interrogadora. La curadora misma no parece saber lo que significa el secador de pelo plantado en el origen del mundo que Man Ray incluyó en su «reportaje» sobre la Exposición colonial (la cartela dice: «imagen difícil de interpretar para una mirada exterior», «inconsciente sexual y violencia subyacente de la empresa colonial», «ilusiones de una ideología imperialista fundada en el progreso técnico y material»: ¡pobre Man Ray!).
Man Ray, Adrienne Fidelin, hacia 1938-40, 8.6×6.3cm, col. Centro Pompidou (image en la exposition, pero no en el catálogo) |
Esto confrontado al arquetipo de la mirada sexualizada blanca sobre un cuerpo de mujer negra como en su retrato de Adrienne Fidelin, su amante antillana, que hacía todo por él «embolarme los zapatos, llevarme el desayuno, pintar el fondo de mis lienzos grandes, todo eso al son de beguine o de rumba» (y la abandonará al huir de Paris en 1940). Hay bastantes imágenes en la exposición que resaltan tales fantasmas sexuales coloniales: André Steiner (que con frecuencia privilegia lo pintoresco homoerótico), Roger Parry, Pierre Verger (¡él también!), Laure Albin-Guillot (el fantasma no es exclusivo de los hombres...) sucumban; solamente el dibujante Fabien Loris logra un trabajo crítico e irónico sobre ese tipo de explotación sexual (y, como apunta Olivier Auger, sin precisar el lugar: «la indiferenciación de las áreas y de sus habitantes»).
Thérèse Le Prat, Mujer Moï, Indochina, 1936, 36×35.5cm, col. Museo de los Artes Decorativos |
Más interesante políticamente (pero no necesariamente desde el punto de vista fotográfico) es la parte de la exposición dedicada a la crítica de la exposición colonial por el Partido Comunista, que quiere decir la verdad sobre las colonias y desmontar el mito de misión civilizadora de Francia. La portada de VU arriba (fotomontaje de Alexander Liberman) es reveladora. La exposición denuncia también la dimensión criptocolonial y la etnografía, en las cuales el exotismo y el orientalismo reemplazan regularmente el rigor científico: he aquí un ejemplo con esta imagen de Thérèse Le Prat utilizada de forma curiosa que oscila entre etnografía y promotion turística. Michel Leris es uno de los pocos que se diferencia. Junto con él, Boiffard y Lotar están entre los únicos que hilvanan una dimensión social crítica en sus fotografías.
Catálogo, Ediciones Textuel, 2022, con fotomontaje de John Heartfield publicado en la portada de Social Kunst, nº8, 1932 |
Se sale con una sensación de confusión, de cajón de sastre. El catálogo (192 páginas, recibido en servicio de prensa, sin índice, bibliografía escasa) no sirve para disipar el malestar: hay muchas imágenes, es verdad, pero repartidas en tantos temas que uno se pierde: la exposición colonial, el espectáculo etnográfico, un nuevo lugar fotográfico, exotismo de papel, cuerpos modelos, erotismo e imaginario colonial, imperio y bandera. Muchos insertos sobre libros (de Leiris, Frobenius, Seabrook, Viot, las hermanas Nardal, las revistas eróticas) y fotógrafos (Pierre Ichac, Titaÿna), algunos pertinentes otros menos. Estamos lejos del rigor de la exposición de Orsay sobre el modelo negro. Para terminar, la página doble, paso obligado, páginas 160-161 es sobre una supuesta «Internacional feminista» (¿?), y en la página 44 figura el texto de una canción de Louis Bonin (Lou Tchimoukov), « Sauvez les nègres de Scottsboro » -Salven a los negros de Scottsboro- y se les olvida mencionar que los nueve de Scottsboro en Alabama, fueron condenados a muerte sin pruebas, únicamente basándose en denunciaciones de dos mujeres blancas que pretendieron haber sido agredidas y a las que la justicia les creyó con el sólo testimonio: uno se pregunta qué hace ahí.
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