lundi 29 juillet 2019

Kiki Smith, cuerpos, animales y religión


22 de julio de 2019, por Lunettes Rouges 





Kiki Smith, Virgin Mary, 1992, cira pigmentada, etamina, madera sobre base de acero 171.5x66x38.6cm

Kiki Smith que, creo que no ha tenido una gran exposición en Francia, es objeto de una retrospectiva en el Belvedere en Viena (hasta el 15 de septiembre; la exposición viene de Munich y de Tampere). Se intitula (muy religiosamente) Procesión, y muestra su trabajo desde 1980, tanto esculturas grandes y pequeñas como dibujos, tapicerías y pinturas sobre vidrio. Desde el principio el cuerpo está omnipresente, un cuerpo femenino, ni erótico ni sensual, como es el caso de muchos otros escultores, sino al contrario, reventado, despellejado, en pedazos. Una vitrina con fragmentos, pies, cráneo, estómago, sistema urinario, caja torácica, podría evocar a Chen Zhen. Y luego, esta Virgen Maria a quien se le ha quitado la piel y que muestra músculos y cicatrices, cuerpo desnudo, frágil y deshecho, encarnación del dolor, mujer de quien cualquier dimensión celeste ha desaparecido. 


Kiki Smith, ST, 1995, papel, celulosa, crin 134x127x46cm, col. privada Atenas

Confrontada con el Sida, con las luchas por los derechos de la mujer y con las cuestiones de género y de identidad sexual, Kiki Smith representa mujeres en las antípodas de la «feminidad» convencional, que no son ni objetos de deseo ni de veneración. El cuerpo colgado en la pared, como crucificado, disimulado detrás de una cabellera de Magdalena, no se ofrece ni a la devoción ni a la concupiscencia. 

Kiki Smith, Lilith, 1994, bronce y vidrio, 84x70x48cm, MFA Boston

Le hace eco un poco más lejos, una Lilith, mujer fatal y maldita de ojos penetradores, demonio hebraico rebelde, que parece clavarse en el infierno. Otros cuerpos femeninos de nuevo desnudos, parecen nacer de una cierva y un lobo; y en la última sala, una especie de gabinete de curiosidades, esculturas pequeñas de pastora o diosa (en presentadores de vidrio que, curiosamente, tenían las etiquetas de una exposición precedente, Heracles y Centauro...). 
 
Kiki Smith, Puppet, 2000, papel nepalés, muselina, vidrio, 137.2×28.3×24.8cm

También esta muñeca de papel y muselina, colgada en la pared, con el hueco negro del pubis : Kiki Smith a la vez mostrando y ocultando la sexualidad, desprendiéndola de la mirada masculina y exponiéndola dentro de todo su misterio. 
 
Vista de la exposición Procession, Kiki Smith, Belvedere, Viena

A partir de 1990, al alejarse un poco del feminismo, se concentra más en la naturaleza, los animales, nuestra armonía con el mundo que nos rodea. En en suelo esculturas de cuervos muertos, a causa de los pesticidas (ST(Crows), 1995-2016), Águilas pintadas sobre vidrio (Dominion, 2012), y dibujos de 10 metros de una arca de Noé con sus animales fetiches, zorro, cierva y pavo real, todos amenazados por el hombre (Black Animal Drawing, 1996-98). 


Vue d’exposition Procession, Kiki Smith, Belvedere, Vienne

La influencia religiosa en su trabajo es evidente, el arte del Medioevo la inspira, varias de sus esculturas evocan estatuas medievales y, en el catálogo, Virginia Raguin la inscribe en esta historia de manera elocuente. Es igual con las doce grandes tapicerías en las paredes de las salas : más o menos figurativas, se sitúan entre sueño y realidad. Le fueron inspiradas por el Tapiz del Apocalipsis de Angers, de la que toma colores y movimiento, para transportarlas a su propio universo, en el cual, naturalmente Dios es una mujer. 
 
Kiki Smith, Sky, 2011, jacquard, 287×190.5cm

Es un viaje interior el que nos confía Kiki, para compartir la afirmación progresiva de su identidad. La diversidad de sus enfoques, corresponde bien con la complejidad de su relación con el mundo. 

Fotos 2, 3 & 4 del autor. 

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