6 de noviembre de 2016, por Lunettes Rouges
(Artículo original en francés, aquí)
Shada Safadi, Keep breathing, 2015, fabric print, 105x180cm |
Qalandiya es ante todo un check-point, lugar de control y de humillación, es, junto con Hebrón, uno de los lugares más representativos de la ocupación. Qalandiya es (fue) también un aeropuerto, cerrado por el ocupante; es un campo de refugiados de la Nabka, y, ahora es un festival artístico enriquecido con todas esas historias y cuya tercera edición, This Sea is Mine (citación de Mahmoud Darwish), acaba de terminarse. No vi todo, sobretodo que las exposiciones y eventos se desplegaron no solamente en Jerusalén, Ramallah (incluyendo Al-Bireh y Bir Zeit), Haïfa y Belén sino también en Gaza, Amman, Beirut y Londres, agrupando así dieciséis lugares diferentes. Hablaré entonces solamente de dos exposiciones que pude ver, dos de catorce.
Ryan Presley, Crown Land (to the ends of the earth), 2016, peinture polymère synthétique et feuille d'or sur un panneau de pin australien (hoop), 53x43cm |
En el centro de arte Al-Mamal y algunos locales vecinos de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la octava edición del Jerusalén Show, Before and After Origins, fue un componente central del festival (escribí sobre la edición 2011). Sobre el tema del Regreso esta exposición confrontaba en particular a artistas palestinos (y gaulanitas) con artistas australianos aborígenes o simpatizantes, dos colonizaciones, dos robos de tierras, dos limpiezas étnicas, para construir así una interacción entre dos historias, entre dos resistencias. Es así como Ryan Presley vuelve a pintar la imagen de San Jorge derrotando al dragón, como una joven aborigen a caballo atravesando con su lanza una hidra en el fondo de un cañón rodeado de rasca cielos; al lado un icono melquita del siglo XIX con el "verdadero" San Jorge. Tom Nicholson imagina el regreso a Gaza del mosaico de Shellal, descubierto allí en 1917 por el ejército australiano y llevado a Australia en donde lo incorporaron en el War Memorial. En cuanto a Richard Bell, él construyó aquí la famosa tienda-embajada aborigen que está desde 1972 delante del parlamento de Canberra.
Wael Tarabieh, Epic of Gilgamesh : The Taming of Enkidu by Shamhat, 1996, coloured linocut print on paper
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Junto con los palestinos, varios artistas del Golán ocupado estaban presentes, con una problemática algo diferente políticamente, pero la misma resistencia a la opresión. Wael Tarabieh redibuja con elegantes linograbados la leyenda fundadora de Gilgamesh (aquí la prostituta sagrada Shamhat civiliza a Enkidu iniciándolo al sexo bajo la mirada indulgente de Gilgamesh su doble); Randa Mdah traduce a través de un pequeño bronce la angustia y el terror de sus dibujos sobre la guerra; Aiman Halabi presenta nueve retratos de dignatarios drusos que el tiempo, las intempéries y la guerra ha ido borrando poco a poco y que ya no son sino huellas, espectros, recuerdos. Para terminar, Shada Safadi muestra una bella obra de la serie Prometidas, un cuerpo de mujer cuya huella primero recoge sobre un lienzo y luego graba sobre una placa de plexiglas de tamaño natural (arriba) : ese cuerpo flotante a la vez aéreo y líquido, traslúcido y carnal, cuya sombra baila en la pared es la continuación de su obra sobre la desaparición, sobre las promesas que les hacemos a los muertos y que no cumplimos, y sobre nuestra familiaridad y nuestro insensible deslizamiento hacia la muerte. En una instalación anterior, más grande, el visitante, al deambular por en medio de esos cuerpos suspendidos, veía su sombra mezclarse con las suyas, encontrándose con ellos en su reino.
Jumana Emil Abboud avec Issa Freij, Hide your Water from the Sun, 2016, video, captura de pantalla
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La exposición de Jerusalén evoca la colección de amuletos del médico y folclorista Tawfiq Canaan, que se conserva al otro lado del muro en el Museo de la Universidad de Bir Zeit; fue la reseña por Canaan de 125 fuentes encantadas en Palestina que inspiraron el trabajo y la exposición de Jumana Emil Abboud en el Centro cultural Sakakini en Ramallah, mi otra visita.
En esas fuentes mágicas aparecen demonios, los djinns, mujeres, maléficas o al contrario, protectoras y otras criaturas enigmáticas. Abboud recogió objetos, dibujos, historias que ha mezclado con su propio trabajo presentándolo bajo diferentes formas, como el vídeo de un pequeño espectáculo con niños, fotogramas (visibles a través de la puerta de vidrio de la oficina de Mahmoud Darwish, preservado tal cual) y sobretodo un vídeo hecho con Issa Freij en el que dos artistas vuelven a descubrir ciertas fuentes de Canaan, escondidas, confiscadas, pues la mayoría desapareció o está en las colonias (es evidente que el acaparamiento del agua a costas de los habitantes es uno de sus objetivos). La de aquí arriba parece ser la madre de todas las fuentes, la entrada en otro universo. Para Abboud esta forma de apropiarse el folclor es un medio para restablecer vínculos con su patria lastimada, para volver a encontrar su amor por ella a pesar de las pruebas, y para construir una narración, una historia, una resistencia contra la eliminación : los djinns fueron eliminados, expulsados, negados, y este trabajo se opone a la tentativa del ocupante de hacer lo mismo con los palestinos; da fuerzas en un tiempo y en un lugar frágiles y amenazados. Como Shada Sefadi con los muertos, Jumana Emil Abbou afirma la presencia de los espíritus entre nosotros, pues es únicamente así que podemos seguir viviendo aquí, parecen decir.
Fotos 1 & 4 del autor
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