(artículo original en francés, aquí)
Shomei Tomatsu, Asfalto, Tokyo, 1960 |
Ese era el subtítulo; y el libro-testamento se intitulaba "Para empezar, abandonemos el mundo de las pseudo certezas". Esos títulos que suenan como eslóganes son reveladores de la mentalidad del grupo de fotógrafos que compusieron la efímera revista Provoke (1968-1969), que presenta LE BAL (hasta el 11 de diciembre). Una revista de tres números y además un libro testamento; fotografías en bruto, oscuras y granulosas; época violenta y contestataria, en plena crisis de identidad. ¿Cómo no solamente informar sobre lo que vemos, manifestaciones en Okinawa o luchas campesinas contra el nuevo aeropuerto de Tokyo, sino traducir ese testimonio en la hechura misma de la imagen?
Anónimo, 28 de abril día de Okinawa, 1969 |
Con rollos pasados de fecha, huellas y rayones en la imagen, movimientos borrosos, escenas mal enmarcadas; y representando las huellas más que la acción evitando todo carácter documental para privilegiar el montaje esforzándose simplemente de crear de nuevo la atmósfera.
YutakaTakanashi, Provoke 3, 1969 |
Y cuando llega la desilusión, la hora de la calma y de los pesares, proseguir la investigación en los límites de la legibilidad en el campo de la performance, arte por excelencia revolucionario, y privilegiar el caos, transformar la pasión revolucionaria en revolución de las formas, en enfrentamiento con la imposibilidad de la representación, aunque, a menudo en un contexto menos político, la fotografía pone menos en entredicho su dispositivo.
Kazuo Kita, extracto de su libro Resistencia, 1965 |
Utilizar, dice Araki antes de ajuiciarse, la cámara fotográfica como arma : practicar, dice Moriyama antes de convertirse en estrella, el arte de capturar mecánicamente una percepción subjetiva; crear, dice Nakahira, un lenguaje para un futuro próximo. En resumen, despedirse de la fotografía, o en todo caso de cierta fotografía, aquella, documental e intencionalmente neutra, del grupo konpora.
Koji Taki, Provoke 3, 1969 |
Aunque el visitante poco habituado al Japón no logra siempre diferenciar bien los grupos y movimientos que rodean Provoke, esta exposición ofrece un panorama apasionante de ese pequeño grupo de fotógrafos japoneses que, en las fronteras de la política y la instalación, en un movimiento entre representación y transformación de lo real, preocupados a veces únicamente por el resultado formal y a veces queriendo traducir con la imagen el caos presente ante ellos, escribieron una nueva página de la fotografía cuya fecundidad vemos aún hoy.
Excepcional catálogo, en bruto y oscuro como las fotos.
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