(artículo original en francés, aquí)
Francisco Tropa, Tesouros Submersos do Antigo Egipto, vista de la exposición, 2014
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Ante el título, una duda : "Tesoros sumergidos del antiguo Egipto". Y luego, como el sitio nos había gustado antes (en el cual encontramos el emblemático pavo blanco), y que el nombre del artista evoca recuerdos, en el Palacio de Tokyo y en Venecia, uno se decide a ir al Museu da Cidade, a la exposición de Francisco Tropa (hasta el 22 de febrero), para terminar quedándose más de una hora.
Francisco Tropa, Tesouros Submersos do Antigo Egipto, vista de la exposición, 2014 |
Es escultura (sobretodo), pero es ante todo un viaje extraño, casi de iniciación, un misterio mitológico, recorrido místico y simbólico que desconcierta y perturba. Podríamos decir que hay una tumba egipcia, planos, formas puras, símbolos entre los cuales uno se pierde (es verdad que es por no entender bien la hoja en portugués).
Francisco Tropa, Tesouros Submersos do Antigo Egipto, vista de la exposición, 2014
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Alquimia de oro y de plomo, magia de bombillas de vidrio iluminadas desde una caverna, objetos de madera y de latón, omnipresencia de formas complementarias, macho y hembra, vacío y lleno, negativo y positivo, sensible y pensamiento : da la impresión de asistir a la creación del mundo, a la construcción de una magia original, ante la cual uno solo puede quedarse mudo, atónito. Es una escultura que se inscribe en una historia, en un mito, en lugar de flotar sola en el éter de la abstracción pura y ello la vuelve más interesante; de allí se sale con apetito, con deseo de más de familiaridad con esas obras enigmáticas.
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