27 de julio de 2015 por Lunettes Rouges
Se trata de
fotografías grandes coloreadas, abstractas, de fotografías de
materia pura en las cuales al ojo le cuesta reconocer formas distinguibles con una
escala que no sabemos como entender por falta de referencias : quizás sea el
cielo sin nubes un día en el que el sol enrojece, quizás sea una vista aérea o
satelital de un paisaje de Sahel bajo un cielo de plomo en el cual ríos secos
dibujaran una trama, quizás sea una macro fotografía del corte de un cuadro que
estuvieran restaurando cuyos pigmentos antiguos mostrarían los
estratos micronizados alejados de cualquier representación pictórica.
Captamos solamente que se trata de flujo y reflujo, de formas fluidas y
entrecruzadas, de alquimia coloreada y de materialidad misteriosa.
HenriqueVieira Ribeiro expone en el Museo de Faro en Algarve (hasta el 20 de
septiembre; comisaría de Andreia Cesar) fotografías-cuadros que resultan siendo
vistas de las salinas de la región : lo que vemos aquí son las
huellas de la sal sobre la tierra, marcas en el suelo, en la vegetación, en la
vida. Imágenes extrañas compuestas delicadamente, armoniosas en su caos incierto. Como las
nubes de Equivalentes, aquí el encuadre ya no tiene sentido : lo que hay fuera del marco no es
sino proliferación anárquica, cancerosa, la misma metáfora de la sal fuente de vida y
de muerte a la vez.
Pero aquí se trata
de fotografía, y también de química fotográfica, sales de plata, como cloruro de sodio que contrastan con sus
esplendores de colores flotantes en los cuales la mirada se clava
meditativamente; otra pared presenta pequeños tesoros oscuros delicadamente
enmarcados : son quimigramos (técnica
inventada por Pierre Cordier, quien cita a László Moholy-Nagy : "la
herramienta principal del proceso fotográfico no es el aparato sino la
emulsión fotosensible") se trata
de agregar sal y otros productos al papel fotográfico que se expone directamente
a la luz, sin aparato, sin agrandador, entonces se producen reacciones físico-químicas
imprevisibles que generan formas orgánicas grisáceas las
que se alejan todavía más de la representación de lo real. Para mi algunas de ellas evocan las secretas fotos atómicas de
Harold Edgerton reveladas por James Elkins : es el mismo intento audaz para ir
al corazón de la materia, al corazón de la fotografía, puesto
que esta alquimia revela también la exploración de la
esencia misma de la fotografía.
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