lundi 11 avril 2022

Doble silencio estadounidense (Robert Adams)

 


4 de abril de 2022, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Portada de American Silence, con Robert Adams, Pikes Peak, Colorado Springs (serie A New West), 1969, plancha 87.


American silence: es el título del catálogo de una exposición de Robert Adams y que abre en Washington DC a finales de mayo, el catálogo tiene 332 páginas, de las cuales 178 planchas de página entera y lo publica Aperture (recibido en servicio de prensa). Las fotografías están organizadas en capítulos que vuelven a tomar las series anteriores de Adams (y de los libros: según la bibliografía, ¡ha publicado 54!). Casi todo el trabajo de Robert Adams, o casi, gira alrededor de la belleza de la naturaleza del Oeste estadounidense (Colorado, Oregon, Sur de California) y de la manera como los hombres la han destruido con la urbanización y la industrialización (y, en Oregon con la explotación intensiva de los bosques). Algunas fotografías nos muestran aquella naturaleza idílica y preservada, pero rara y amenazada; la mayoría nos muestra un paraíso perdido, la naturaleza deteriorada, sucia, destruida. 


Robert Adams, The River’s Edge (serie Tenancy), 2015, plancha 157.


La primera sección, The Gift (el regalo), está del lado de la belleza: cielos nublados, árboles majestuosos. Pero solo hay 21 imágenes. La última, Tenancy (alquiler), en la península de Nehalem en Oregon, con 23 planchas, describe al hombre como a un elemento que está de paso por la tierra, muestra la playa, las dunas y también unos troncos inmensos recortados, ahí tirados después de los cortes en los alrededores; algunos turistas miran y toman fotografías. 


Robert Adams, North Denver Suburbs (serie A New West), 1973, plancha 65.



La sección central, la más importante (134 fotografías), Our Response (nuestra respuesta), muestra el impacto del hombre en aquellos territorios. Primero modesto en la serie Early Hispanic and Plains Communities (comunidades hispánicas antiguas y llanuras, 17 imágenes) con casa e iglesias antiguas respetuosas del medio ambiente (por el estilo de La familia Ingalls): pero nada sobre los amerindios, borrados de la imagen, solo se ven anglosajones o mejicanos que vinieron a colonizar la región. Salvo error, Adams no se interesó por las culturas indigenas: otro silencio. Luego viene Our Imprint (nuestra huella, 19 imágenes) que muestran la infraestructura de la avanzada «civilización» en esas tierras vírgenes: carreteras, lineas eléctricas, urbanización, cultivos intensivos. Después la serie más grande, las 46 fotografías de A New West (un nuevo oeste), con barrios sin gracia, casas idénticas, centros comerciales y una feria, para Adams, la avalancha de vulgaridad moderna. La serie sobre California del Sur (14 fotografías) es igualmente una lamentación por el paraíso perdido, dos arbolitos delante de la ciudad de Long Beach que se extiende a lo lejos. El mítico bosque (A Mythic Forest, 14 fotografías) denuncia los cortes limpios en los bosques de Oregon. 


Robert Adams, Sin título (serie Our Lives and Our Children), 1979-1982, no está en le libro


Our Lives and Our Children (nos vidas y nuestros hijos, aquí 19 imágenes) ya había escrito sobre esta serie cuando la mostraron en la Fundación Cartier-Bresson hace cuatro años, vemos a los habitantes del Colorado que viven cerca de la planta militar de Rocky Flats y que fabrica los corazones de la ojiva nuclear y que piden que se lleven la fábrica lejos de sus casas. Había intitulado mi reseña «Not in My Back Yard», no cerca de mi sino del vecino; y como había visto que todas las personas representadas eran blancas, tuve que, como respuesta para Sadreddine Arezki, que me acusó por sesgo de mala fé, ir a buscar las estadísticas raciales de la región para llegar a la hipótesis de que las imágenes ocultaban entre 30 y 47% de la población local, que no era blanca. Ahí también, otro silencio. 


Robert Adams, Colorado Springs (serie A New West), 1968, plancha 100.


Y ahí está lo que me molesta en el trabajo de Robert Adams: hace fotografías extraordinarias, es un maestro del paisaje y su discurso sobre la degradación ecológica del mundo tiene mucho sentido. Pero su ecología es conservadora y tradicional, su visión del arte está basada exclusivamente en la moral, la naturaleza para él es una religión aunque ello oculte otros problemas, otras desigualdades, otras opresiones. Si me atrevo con un juego de palabras, es un Rousseísta tendencia Jean-Jacques, no tendencia Sandrine. Lo admiro y respeto pero no lo apoyo. El largo (49 págs.) y detallado ensayo de la comisaria Sarah Greenough explica muy bien la formación de Robert Adams y la influencia de la religión y de la moral en su arte: es un texto muy completo sobre su trabajo y evolución. Otro texto literario y sensible de la escritora Terry Tempest Williams exalta las virtudes del silencio. Bibliografía buena y detallada («1958: pasa el verano pintando las molduras de la casa de sus padres»). En resumen, es un libro excelente de un gran fotógrafo, con el cual uno puede, o no, sentirse en armonía de pensamiento más allá de la calidad de las imágenes. 


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