lundi 5 mars 2018

Nino Migliori adentro-afuera

28 de febrero de 2018, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)




Nino Migliori, Bologna, 1958


Nino Migliori es un jovencito de 91 años, cuya obra se estructura esencialmente según tres aspectos, como lo mostraba su exposición en la MEP (se terminó el 25 de febrero). Por un lado, tenemos a un fotógrafo humanista (sobre todo cuando empezaba, pero no solamente), que expresa su ternura por sus temas, su cercanía con ellos, en series de retratos del norte al sur de Italia, en aquellas zonas desfavorecidas que son el delta del Po o Calabria. Después de la guerra y de la caída del fascismo, recobrada la libertad, la ola de cambio económico, la esperanza en el futuro, construyen una nueva Italia pero que conserva sus raíces. Chismosas parlanchinas, jovencitos potentes, niños audaces (y el famoso clavado) componen sus documentales orientados al humanismo. Pero ya se va notando aquí y allí, el inicio de búsquedas más formales : una ventana iluminada que muestra una cena familiar enmarcada con un muro grande de ladrillos negros, o tomas desde torres medievales de su ciudad, Bolonia, de día (arriba) o de noche.



Nino Migliori, Série Muri (Manifesti Strappati), années 70



Con la serie Muri (Paredes), de los años 50 a los años 70 (me dijo, cuando se volvieron famosos, dejé de hacer, quería ser libre y pasar a otra cosa) : la pared, un espacio libre que el hombre se ha apropiado desde siempre (cita Altamira y Pompeya), las manchas, la lepra del salitre, los arañazos, los grafitis. Hace composiciones a la vez figurativas y no figurativas, poemas urbanos, como un lenguaje nuevo, lo que en la época es bastante raro en fotografía.



Nino Migliori, Cuprum #2, 2015



Otras series de Migliori flotan así, entre realidad y poesía, entre imagen representativa y fantasía fotográfica. Es el caso por ejemplo de su serie Cuprum (2015) : fotografías circulares, rojizas, en las que es difícil adivinar algún indicio. Se trata sencillamente de mesas de café de cobre sobre las cuales los vasos y botellas dejaron sus marcas, como la huella de un recuerdo feliz. Hechas de tamaño natural sobre placas de metal, esas fotografías extrañas son parientes lejanas de sus Oxidaciones.




Nino Migliori, Série « Il luoghi di Morandi », 1985



También es el caso de los Lugares de Morandi, cuando en 1985, visita los sitios en los que vivió este otro originario de Bolonia y realiza polaroids un poco borrosos, evanescentes, en los que los colores del paisaje se funden y evocan ciertas acuarelas del pintor. Encontramos esta misma visión transformadora de la realidad en otra de sus series, la de las verduras en frasco (El tiempo se reduce, 2009) o aquella reciente, de Tataouine, ciudad troglodita del sur de Túnez, que se expone aquí por primera vez, y en la que la arquitectura tortuosa, los paisajes, las torres, las escaleras, las cavidades en la roca esculpen un paisaje fantasmagórico que son objetivo transfigura. 



Nino Migliori, Il Compianto di Niccolò dell’Arca, Série « Lumen », 2012



Citaré, entre sus series en las que la representación de lo real es modificada con la mirada del fotógrafo, a Lumen, allí fotografía conjuntos esculturales con solamente velas como fuente de luz (el Bautisterio de Parma, finales del siglo XII y la Lamentación sobre el Cristo muerto de Bolonia, finales del siglo XIV).  Las sombras se intensifican, los rasgos parecen deformados, la imagen se descompone. En resumen, con el alfabeto gráfico de los pájaros en vuelo (In imagin able), formas sencillísimas y puras, culmina, me parece, esta segunda faceta.



Nino Migliori, Série “Cancellazioni”, 1954



Además de sus fotografías documentales y de sus re interpretaciones de lo real, Migliori también ha hecho fotografías experimentales, que se liberan de las reglas habituales de la fotografía. Pionero en la materia, su trabajo puede también evocar la pintura informal (Fautrier o Dubuffet) o las maderas quemadas de Alberto Burri. Ha trabajado bastante la materia misma de la fotografía, a través de sus oxidaciones (intervenciones químicas que hacen surgir formas abstractas), fotogramas (en donde a veces incorpora agua o celofán), fotos-vidrio, pirogramas, lucigramas, y toda clase de otras innovaciones. En muchos casos el gesto del fotógrafo cuenta (podemos pensar en la acción painting), su mano interviene en el proceso, para hacer una insición en la gelatina o el colodión, para presionar con un estilete sobre el polaroid que se está desarrollando, o (arriba) para rascar y borrar fragmentos de la copia misma, anular la imagen, impidiendo la visión, destruyendo la representación. 



Nino Migliori, série Cinquantapersessanta, 1991



Para terminar, hay que subrayar sus experimentaciones con los aparatos Polaroid grandes, formato 50x60 (además es el título de la serie, Cinquantapersessanta) : en el interior de la cámara del aparato, pone diferentes objetos cuya imagen se combina con la de los objetivos exteriores. Es a la vez una imagen de adentro y de afuera : ese adentro-afuera simboliza bien, me parece, la polivalencia creadora de Migliori, entre representación y experimentación.


PS : Es verdad que gustó mucho el título de esta crítica italiana, que aludiendo a Flusser : Jugar contra el aparato.

Fotos (c) Fondazione Nino Migliori, Bologne; fotos cortesía de la MEP excepto la segunda (Muri) y la última)

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