(artículo original en francés, aquí)
Valter Ventura, Fade to Black, video, 2016 17 |
En portugués, como en inglés, "tirar", "to shoot", se aplica tanto a una bala como a una fotografía, mientras que en francés, tirar una foto es en realidad revelarla. Es así que en la mayoría de los idiomas hay muchas palabras comunes entre la caza y la fotografía : el fotógrafo es un cazador de imágenes (aunque algunos son más bien tramperos, al acecho), captura imágenes, apunta, dispara; Susan Sontag utilizó esta analogía en su libro Sobre la Fotografía.
Simone de Beauvoir et Jean-Paul Sartre, tiro fotográfico, años 1930 |
Así en 2010 una exposición en los Encuentros Internacionales de la Fotografía de Arles se llamaba ¡ Shoot ! En la entrada había un puesto de tiro en el que lo fotografiaban automáticamente si su impacto de bala daba en el blanco : una diversión de feria de los años 30 y 40, que disfrutaron Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre (arriba), Man Ray y Lee Miller, entre otros, como lo muestran sus trofeos fotográficos en la exposición, al igual que la holandesa Ria van Dijk quien practica ese deporte cada año desde 1936.
Jean-François Lecourt, La bala crea la imagen, 1982 |
También podíamos ver fotógrafos (Jean-François Lecourt, Rudolf Steiner, Thomas Bachler) disparando (con pistola, fusil y a veces al arco) dentro de camerae obscurae herméticas, el impacto de la bala crea entonces un estenopo, que es un hueco por el cual entra la luz e impresiona la superficie sensible : el impacto de la bala sobre el papel fotosensible corresponde entonces al cañon del fusil en la imagen si el tirador se mantiene inmóvil. Se pueden ver como autorretratos "performativos", como ejercicios de creación/destrucción de la imagen y como un cuestionamiento "deconstructivo" del acto fotográfico.
Valter Ventura, Observatório de Tangentes, 9 fotografías, 2017 |
La obra que presenta Valter Ventura en el Museo del Chiado, en la sala Sonare, hasta el 7 de mayo es menos literal y más poética sobre ese tema, (ver también esta emisión entre 5'15 " y 8'). Ventura es un fotógrafo portugués nacido en 1979, que se interesa ante todo por lo que es la fotografía, más que por lo que ella muestra, es así que ha fotografiado cielos, desechos y brumas inciertas, siempre al margen de la representación. Fue alumno de Timm Rautert, uno de los primeros fotógrafos conceptuales (junto con Anastasi, Snow, Hilliard, Dibbets y, por supuesto, Ugo Mulas) quienes, desde 1970, se interesaron por la ontología de la fotografía, por la fotografía auto reflexiva, la que es su propio sujeto.
Fusil fotográfico de M.Marey |
El punto de partida de la obra de Ventura, intitulada « Observatório de Tangentes », es la experimentación del francés Etienne-Jules Marey (1830-1904) quien, en 1882, para entender la mecánica del vuelo de los pájaros, construye un fusil fotográfico con culata y visor, pero cuyo tambor es reemplazado por un cilindro gracias al cual doce imágenes del pájaro se siguen con muy cortos intervalos, pudiendo superponerse sobre el papel fotosensible (había que apuntar bien). Marey era médico, científico, al contrario del fotógrafo estadounidense Eadweard Muybridge, quien, en el mismo momento, analiza la locomoción animal y humana (primero el galope del caballo) gracias a una serie de aparatos alineados que se disparan automáticamente cuando pasan el corredor o el caballo. El dispositivo de Muybridge logra una sucesión de imágenes del movimiento descompuesto, el de Marey logra una imagen única en la que el movimiento se ve por superposición. Mucho se ha querido ver en aquello un protocine, pero, a pesar de la cercanía de tecnologías, el objetivo es diferente : en un caso lo hermanos Lumière, 15 años más tarde, crean una ilusión de movimiento continuo, mientras que Marey y Muybridge descomponen el movimiento en una serie de imágenes fijas.
Valter Ventura, A Medida do Olhar, 2016 17 |
Valter Ventura propone una vitrina discreta a la derecha que puede servir de introducción técnica e histórica a su exposición (A medida de Olhar) : vemos los documentos sobre Marey y su fusil cámara, empaques, catálogos tanto sobre el tiro como sobre la foto. Del otro lado de la entrada, nueve fotos en color (Observatório de Tangentes, más arriba) muestran diferentes instrumentos de óptica y de tiro, como una serie en las paredes de un castillo. Vemos visores, gafas de tiro, y otros instrumentos que solo un experto puede reconocer; el que más atrae es un traje de tirador de élite de los comandos, camuflaje vegetal que impresiona por su casi realidad, caparazón vacía e inhabitada.
Valter Ventura, ! photographie de Observatório de Tangentes, 2017 |
El hombre que podría ponérsela está presente en el resto de la exposición con el resultado de sus tiros : en una pared, doce fotografías de platos de arcilla, rotos (Snapshot, abajo). En otra, quinientos tiros al blanco de cartón, con huecos de impactos y enhebrados en un palo (Olho e Linha: Arquivo de Pequenos Desvios, abajo) : las ligeras desviaciones en relación con el centro, crean un volumen que se aleja de la perfección del paralelepípedo y por lo tanto del tiro, pero no mucho; parece que el artista (que además sabemos que es boxeador semi profesional) es un tirador excelente.
Valter Ventura, Olho e Linha: Arquivo de Pequenos Desvios, 2017 |
Al fondo, en una pantalla que ocupa toda una sala oscura (Fade to Black, arriba) Ventura, a la izquierda, concentrado, haciendo una mueca de esfuerzo, procura lanzarle piedrecitas a una bombilla eléctrica grande que está en la pantalla de la derecha : la imagen está cortada en dos y cuando, después de varios intentos lo logra, se hace oscuro al tiempo que se oye el ruido del vidrio roto lo que hace que el espectador salte. Es el fin, fin de la luz, fin de la imagen, fin de la fotografía.
Mr. Pippin, Point Blank, 2010 |
Este final trágico me recordó la obra del excéntrico artista inglés Mr. Pippin, quien en su serie « Point Blank » creó un mecanismo bastante sofisticado con el cual una bala de pistola destruye una cámara fotográfica, la cual, en el momento de su destrucción toma una última imagen, como señal del fin de la fotografía. Encontramos ahí el mito de la retina de los agonizantes que conservan la última imagen antes de morir, que Margarita Medeiros analizó muy bien en su libro A Ultima Imagem, Fotografia de uma Ficção, (y se creía que sacándola y analizándola se podría así identificar al asesino).
Valter Ventura, Snapshot, 33x28cm |
La potencia de la obra de Ventura está en que no se enfoca solamente en el poder destructor del tiro, ya sea de bala o de foto, como lo hicieron otros, sino que nos hace meditar sobre el acto de disparar y no sobre el resultado. Cualquiera que un día practicara tiro "deportivo" (y el tiro al plato de Snapshot forma parte) sabría hasta qué punto, la concentración, el control de sí mismo, la capacidad de vaciar la mente y el enfoque mental sobre el blanco, son fundamentales. Celso Martins quien firma el texto de presentación del catálogo editado por el museo, cita en él una de las lecturas de Ventura, un pequeño libro de Eugen Herrigel, profesor alemán que enseña la filosofía en Japón entre 1924 y 1929, y que se inicia al tiro al arco con el maestro zen Awa Kenzô. Ese libro, Zen en el arte caballeresco del tiro con arco, era el breviario de Henri Cartier-Bresson : el ascetismo del tirador al arco, el olvido de sí, la capacidad de apartarse, de no preocuparse por el blanco sino por sí mismo, por su concentración espiritual, tan difíciles de controlar para un occidental, son perfectamente adecuadas para un fotógrafo. Es esto que uno saca de esta exposición : que la fotografía no es solamente una técnica, al contrario de las apariencias, que no es solamente un medio, al contrario de lo que se espera, sino que es ante todo, a la hora de la omnipotencia numérica, un recorrido mental en tangente, una resistencia a las autofotos y a las pantallas alienantes.
Fotos cortesía del artista, excepto 2, 3 & 9
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