(artículo original en francés, aquí)
Luke Willis Thompson, Sucu Mate Born Dead, 2016 |
En esta Bienal dedicada a la incertidumbre, algunos artistas se interesan por el desplazamiento, por la transposición, por la manera como se modifican un objeto, una idea, un concepto, cuando se trasladan de un lugar a otro, de un idioma a otro, de una cultura a otra o de un mundo exterior al universo artístico. Una de las obras más intensas de la Bienal es la del joven neozelandés Luke Willis Thompson, Sucu Mate/ Born Dead. Nueve piedras de unos cincuenta centímetros de altura puestas en el suelo como dominós con ángulo recto, por tamaños ascendentes; nueve piedras sin inscripción y si hubo, el tiempo las ha borrado, pero puede que esas piedras hayan sido siempre anónimas : son piedras tumbales y esos muertos quizás no tuvieran nombre, know unto God, como se lee a menudo en los cementerios militares. Pero no son soldados y no se trata de una celebración de su heroísmo, son esclavos enterrados de prisa y que en efecto, probablemente, una vez deportados hayan perdido también su identidad. Además, son trabajadores de plantaciones de caña de azúcar, cuyas piedras tumbales se hallan desplazadas al Brasil, último país del hemisferio sur en abolir la esclavitud, destino del 40% de los esclavos que salieron de África durante cuatro siglos, y segunda población negra del mundo. No son brasileños, son asiáticos, indios, chinos, japoneses, malasios, y fueron esclavos de ricos propietarios fiyis. Esas tumbas, desde ahora cenotafios que el artista pudo conseguir prestados en un cementerio de la isla volverán restauradas dentro de un año : lo que fue tumba y se vuelve arte volverá a ser tumba, lo que se tomó de una cultura insular para convertirse en objeto museístico volverá a su función primera, lo que pudo ser pillaje será restauración. Una obra de formas extremadamente sencillas interroga las relaciones Norte-Sur no solamente en términos económicos y sociales sino en términos culturales y museísticos. En una Bienal que a menudo es demasiado habladora, es una de las dos o tres obras más conmovedoras.
Alia Farid, Ma'arad Trabçous, 2016, captura de pantalla |
Otro desplazamiento, el que hace el libanés Rayyane Tabet cuyo proyecto Sosia consiste en que Raduan Nassar, brasileño de origen libanés traduzca al árabe un libro escrito en portugués : ¿ qué significa el regreso a la lengua natal ? ¿ qué significa la reintegración de la diáspora ? ¿ qué es una traducción, sino un desplazamiento, todo, excepto inocente ? Otro desplazamiento y hacia el mismo país : la kuwaití Alia Farid filma el centro de congresos de Trípoli en el Líbano, Ma'arad Trabluos, concebido por Niemeyer a partir de 1963 y cuya construcción fue interrumpida por la guerra civil en 1975 (y no en 1965 como dice el catálogo), se quedó sin terminar y hoy está medio abandonado. Mostrar en el pabellón emblemático del arquitecto su obra más debilitada cuestiona también nuestras relaciones con el arte y la arquitectura en ambientes contrastados : cierto fracaso de una globalización arquitectural, de una utopía civilizadora que choca con las realidades de la guerra y del colonialismo. El rodaje del edificio de Trípoli se hizo a través de las deambulaciones de una joven de traje negro largo y que a pesar de su belleza nos deja ver fácilmente a través de ella a la Parca.
Grada Kilomba, The Mask, detalle |
En fin, más radicalmente, la portuguesa Grada Kilomba, escritora y militante, presenta tres vídeos cortos de textos solos, diálogos en blanco y negro. Los vídeos Cuando camino, Cuando hablo, Cuando escribo, presentan cada uno un intercambio desigual, unas veces en portugués, otras en inglés, sobre la descolonización del saber, acompañado de una música de percusión; es un formato muy sencillo, ético, sobrio, lo que refuerza su poder. Se trata de identidad y diferencia, de poder y revuelta : ¿ qué significa ser diferente ? Y ¿ de quién somos diferentes ? ¿ el otro es diferente de mi ? ¿ qué relación podemos tener con el saber a partir de una posición históricamente oprimida ? Ellos se dicen científicos, imparciales, objetivos, neutros, racionales, se basan en hechos y saberes y es así que afirman su poder; nosotros nos decimos no científicos, parciales, subjetivos, personales, emotivos, tratamos de opiniones y de experiencias, y es así que ubicamos nuestro rechazo. No es sorprendente leer en la biografía de Grada Kilomba, que fue psicoanalista y discípula de Fanon. En la entrada de la sala un pequeño memorial doméstico y el retrato de la Esclava Anastasia, enmascarada ; no enmascarada sino amordazada, la boca obstruida con un pedazo de madera para imperdirle que robara la comida y que se suicidara comiendo tierra, y sobretodo dice Kilomba, para quitarle el derecho a la palabra. Fue mi mejor descubrimiento en la Bienal, el más fuerte, el más contundente.
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