mardi 6 septembre 2022

Blog adormecido/ Munch

 


01 de septiembre de 2022, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Buenas,

Últimamente el blog ha estado algo adormecido, no es por motivos veraniegos sino porque estoy trabajando con frenesí para terminar el manuscrito de un nuevo libro para la colección Roman d'un chef d'oeuvre -Novela de una obra maestra- editora Ateliers Henry Dougier, cuyo lanzamiento está previsto para la primavera. Todavía no hablaré del tema.

A causa del incremento en la carga de trabajo y de algunas conferencias que estoy preparando, no tendré nada de tiempo para escribir el blog antes de octubre. Mil excusas especialmente para los artistas, autores y editores que me recibieron en sus exposiciones o que me enviaron libros y catálogos y de los cuales no podré hablar por ahora. 




Mi segundo libro en la colección: Angoisses et Désirs selon Munch -Angustias y Deseos según Munch- (sin traducir) saldrá el 8 de septiembre, unos días antes de la inauguración de la exposición Munch en el Museo de Orsay. El sábado 24 de septiembre a las 3 de la tarde, tendré el placer de firmar mi libro en la galería Jérôme Poggi que expone tres lienzos de Munch a partir del 17 de septiembre. 


Edvard Munch, La Danza de la vida, 1899-1900, óleo sobre lienzo, 125x191cm, Galería Nacional Oslo


Además del Grito, ¿qué sabemos de la vida y obra de Edvard Munch (1863-1944)? El libro es una biografía novelada de Munch y centrada en su relación con las mujeres. Traumatizado por los dramas de su infancia, herido por una relación tumultuosa con Tulla Larsen, obnubilado por la libertad necesaria para la creación, atormentado por el deseo, Munch tuvo una relación bastante ambivalente con las mujeres, tanto en su vida como en su arte. El cuadro La Danza de la vida, pintado en 1899-1900 expresa su ansiedad y desasosiego. Claramente angustiado, incluso obsesionado con el fantasma de la mujer destructora, Munch no era sin embargo misógino. Hasta el final de su vida tuvo relaciones tiernas y equilibradas aunque no fueran realmente apacibles y sus pinturas expresan su amor y respeto por las mujeres. El monólogo ficticio que se le atribuye les da la palabra a dos mujeres que le fueron cercanas. 


A continuación mi texto personal de presentación del libro:


Al igual que muchas otras personas, hace 20 años yo no conocía de Munch nada más que el Grito, cuadro de angustia convertido en ícono, en afiche para habitación de adolescente y desde hace poco en emoticón. Hasta un día de 2005 en que visité la exposición de sus autorretratos en la Real Academia de Londres. Decir que me conmocionó es poco. En el texto corto que escribí entonces yo decía: «He aquí a un artista que hizo de él mismo su materia prima, que no hace diferencia entre su arte y su vida, que se expone y se transforma al hacerlo; he aquí a un pintor que partiendo del simbolismo y del realismo encuentra un camino que le es propio, una expresión plástica tan fuerte que sorprende.» Conmovido hasta el punto que pasé un mes en Noruega el verano siguiente para ver sus obras en los museos y recorrer los lugares que había frecuentado y pintado. Acumulé casi hasta la obsesión los libros sobre él y visité sus exposiciones en todos los rincones de Europa (incluso en Nueva York en 2006). Asistí incluso a una subasta en la cual Sotheby's vendía ocho de sus cuadros (sin la mínima ilusión de adquirir uno...). No obstante, Munch era poco conocido en Francia aunque había estado varias veces y que su determinación artística se había forjado en ella: en los museos franceses no hay sino dos lienzos de él y antes de 2010 (con «L’AntiCri» en la Pinacothèque), había habido pocas exposiciones en Francia. La exposición en el Museo de Orsay de septiembre 2022 hasta enero de 2023 presentará 60 cuadros (en total 150 obras). Además, en francés hay pocos libros sobre él que no sean traducciones. Al aprender a conocer tanto su vida como su obra, fui entendiendo poco a poco su complejidad y aprendí a desconfiar de los juicios demasiado superficiales. Decidí escribir sobre su relación con las mujeres: demasiadas veces tachado de misógino, reducido al episodio de su relación dramática con Tulla Larsen, en realidad tuvo relaciones serenas, respetuosas, armoniosas pero reservadas con varias otras mujeres. Elegí uno de sus cuadros más representativos, La Danza de la vida, en torno del cual reconstruí el hilo de sus amores.  

 

Edvard Munch, La Montaña humana, detalle, 1927-28, Museo Munch, Oslo


Cuando volví a Oslo a principios de 2022 descubrí en el nuevo Museo Munch un autorretrato desconocido en andrógino: quise concluir con esa otra ambigüedad. Aquí nada es falso (salvo algunos detalles): todo está basado en los escritos de Munch que algunas veces se tomó algunas licencias con la realidad en sus relatos. Se cruza lo que dijo Munch con relatos de otros testimonios. Además, junto al monólogo de Munch, quise darle la palabra a dos mujeres que le fueron cercanas: su última pasión (cuya identidad sólo fue revelada después de fallecida en 2018), de quien intenté reconstruir las palabras, y la compañera de su amante la violinista Eva Mudocci, basándome en su correspondencia y su biografía.  


Disfruté tanto escribiendo este libro que empecé otro en la misma colección sobre otro de mis artistas preferidos. Les doy cita en la primavera. De aquí a allá el blog habrá arrancado de nuevo, lo prometo. 



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