12 de diciembre
de 2016, por
Lunettes Rouges
Daniel Blaufuks, from the series Attempting Exhaustion, 2016 |
John Berger cumplió 90 años el 5 de noviembre. Ese día su editor inglés hizo una venta
flash a 50%. Así que, aunque no tenga todavía la totalidad de las obras completas de
este hombre que admiro me estoy acercando. Estaba leyendo su primer libro,
una novela de 1958, A Painter of Our Time (Un pintor de nuestro tiempo). Es el diario de un pintor húngaro, Janos Lavin, exiliado en Londres,
diario comentado por su amigo John, critico. Janos pinta deportistas, desnudos,
gaviotas; Janos, dice sarcásticamente el director de la escuela de arte en
donde enseña, es nuestro vínculo con la tradición pictórica. Cuando al fin le
llega el éxito, Janos desaparece : se va a principios de octubre de 1956 para Hungría,
el país que había dejado en 1919 después del fracaso de Béla Kun y adonde
vuelve justo antes de la revuelta antisoviética. No sabremos
más.
Si el
libro, de la pluma de John, describe estupendamente bien el taller del
pintor, el universo de las galerías londinenses o el ambiente de una
inauguración, Janos, en las entradas de su diario no deja de interrogarse sobre
la pintura (Berger fue pintor en su juventud), habla maravillosamente de sus
luchas con el lienzo, de sus frustraciones y esperanzas; desde ese punto de
vista es un libro que coloco en mi panteón al lado de Giacometti de James Lord. Janos habla también de las relaciones del arte y de la política, del socialismo en el
arte : ¿Para qué sirve el arte, su sentido, su misión? Dada la época, se trata
bastante de realismo socialista y de arte al servicio del proletariado, pero
ello no es más que un pretexto. Janos cita al escultor alemán Gerhard Marcks : "El arte no existe para mitigar el aburrimiento de los que no tienen
ideal".
Si, pero
¿qué ideal? ¿cómo hacer? El artista puede ser activista revolucionario con
piedras o un fusil, o puede poner su arte al servicio de la revolución y
producir propaganda. O, escribe Janos, ciertos raros artistas pueden
sencillamente seguir su vocación y estar dispuestos a morir por ella.
Delacroix, Cézanne, van Gogh, lucharon por su visión, pusieron toda su energía
para encontrar las formas visuales para traducirla, y, al hacerlo contribuyeron
a construir un mundo mejor, más auténtico, más rico. Son verdaderos revolucionarios,
aunque sus obras hayan sido congeladas en los museos. Hace unos años me
encontré con Berger por los lados de Ramallah, es un hombre con convicciones y
que se compromete por ellas, pero es ante todo uno de los raros críticos que
saben así de bien hacer entrar el mundo real en el interior de sus críticas.
Daniel Blaufuks, from the series Attempting Exhaustion, 2016 |
Ese es el
libro que estaba leyendo el otro día cuando fui a la exposición de Daniel Blaufuks (hasta el 14 de enero) en el nuevo espacio de la galería Eva Cortes
(un White Cube funcional en un barrio soso pero eficaz, después de haber pasado
años en un apartamento encantador a orillas del Tajo : profesionalización).
Blaufuks, fotógrafo de la memoria, del recuerdo, de la historia, del genocidio
de los judíos, fotógrafo atormentado por el pasado. Pero aquí, prácticamente ha
fotografiado un solo objeto, objeto insignificante y lo más cotidiano posible :
la mesa de su cocina y la ventana que la ilumina. Bebiendo leche o café,
leyendo el periódico, comiéndose una fruta, nada más banal.
Daniel Blaufuks, Jornal,, from the series Attempting Exhaustion, 2016, 29x41cm |
Las veinte
fotografías expuestas, el centenar de imágenes del pequeño periódico de la expo
(aquí arriba), las miles de tomas hechas, son ante todo, es evidente, un
intento de agotamiento. Pero, a diferencia de Perec, el tiempo es ilimitado y
el punto de vista es unívoco : en el campo de mira no entran ninguna distracción, ningún ser humano o perro
errante o bus 93. Allí en donde Perec absorbía el
mundo a su alrededor en tres días, Blaufuks durante más de tres años no se interesó sino
por este pequeño espacio desierto y habitado por él solo. Pensamos en Viaje alrededor de mi habitación de Maistre, pero un viaje encerrado en él mismo.
Daniel Blaufuks, from the series Attempting Exhaustion, 2016 |
La
incesante repetición que muestra con diferentes modos fotográficos (analógico y
numérico, blanco y negro y color, polaroïd y películas clásicas) no parece
obedecer a un protocolo preciso y conceptual sino más bien a los humores del
artista. El deseo de agotamiento, de absorción, se vuelve casi patológico :
Blaufuks cita al borgiano Ireneo Funes que murió de una indigestión de memoria,
más sabia que visual : yo pensé más bien en la memoria eidética de la artista
inglesa Lindsay Seers a quien la absorción compulsiva de imágenes volvió muda
hasta los ocho años, y una vez que controló la palabra, no dejó de seguir
ingiriendo fotografías por la boca.
Daniel Blaufuks, Panorama,, from the series Attempting Exhaustion, 2016, 46x18x22cm |
Nos impacta
también la tentativa formal de ir hasta el extremo de la representación, la
nostalgia de la materialidad de la fotografía y el cuestionamiento de la
realidad fotográfica. Como para subrayarlo mejor (y provocarnos), en medio
de la sala, entronizado, un soporte miniatura con visores pequeños
de plástico, mono o estéreo, herramientas irrisorias de visión, si lo son, y
nos obliga a contorsionarnos para pegar el ojo y ver de nuevo las imágenes
sobre la pared detrás de nosotros.
Daniel Blaufuks, 21 de Setembro de 2015 3:06, from the series Attempting Exhaustion, 2016, 100x150cm |
Son fotografías
extraordinarias, con, naturalmente, primero, un trabajo sobre la luz : lateral,
que viene de una ventana vetusta, a veces con vidrios de colores,
no estructura
el espacio como lo hace Vermeer, lo acaricia. A menudo el aspecto de la materia
es fascinante, como el fundido de la leche en el vaso duralex (aquí arriba) o
la sensualidad brutal de la cáscara de los limones, más como Chardin que como
Cézanne (aquí abajo). Son bodegones que no tienen el rigor frío de Cézanne o
de los cubistas, respiran la glotonería de Flandres o la exuberancia de un Lubin Baugin.
Daniel Blaufuks, 20 de Julho de 2015 5:38, from the series Attempting Exhaustion, 2016, 110x160cm |
Muchísimas
referencias artísticas en estas fotografías, de Chardin a van Gogh y de
Malevitch à Vermeer, quizás demasiadas : ¿los tornasoles estarán ahí realmente
por casualidad o a propósito?
En cambio,
pocas palabras : los periódicos y libros puestos sobre la mesa son
intencionalmente ilegibles y no identificables. Solamente una foto de esquina
(aquí abajo) colgada bien arriba (como icono tutelar) deja ver unos libros amontonados (de nuevo van Gogh), y es ahí
en donde encontramos, además que a Perec, a Sebald y Theresienstadt, todos los
espectros que persiguen a Daniel Blaufuks.
Daniel Blaufuks, 17 de Julho de 2015 6:26, from the series Attempting Exhaustion, 2016, 60x90cm |
Volviendo a
Janos Lavin (y a John Berger), la obra formal, mucho menos
"activista" o "comprometida" que las anteriores, es tanto
como ellos una obra "en el mundo", más allá de las apariencias. Al ir
hasta el extremo de su propósito, al intentar agotar una situación o mejor, su
representación, al abordar esta tarea imposible, Blaufuks nos habla de
impotencia y de resiliencia, cuenta sus
esfuerzos, y como estos, incansables, cambian la visión del mundo : de la
estética de lo banal para justificar que vale la pena vivir la vida. Podemos
perifrasear para él el título del libro de Berger (cuyo narrador nos dice
además que hubiera podido llamarse Retrato del artista como emigrado).
Todas las
fotos : Daniel
Blaufuks, from the series “Attempting Exhaustion”, 2016. Courtesy of the artist and Galeria Vera Cortês. Foto: Bruno Lopes
Excepto
las fotos
5 & 8, del autor.
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