30 de noviembre
de 2016, por Lunettes Rouges
Louis Faurer, Mujer freudiana, New York, 1947, impresión hacia 1960, 20,3x13,7cm, col Howard Greenberg Gallery |
En un
rincón de la exposición dedicada a Louis Faurer en la Fundación Cartier-Bresson(hasta el 18 de diciembre, luego en Granada de abril a junio de 2017) proyectan
una corta película. Time Capsule, rodada en Time Square en los años 60 y que
encontraron de milagro. En uno de los carteles luminosos gigantes aparece
"No Escape". Es indudablemente lo que mejor caracteriza a las
personas que Faurer fotografía en Nueva York y en Filadelfia, la impresión de
que, hagan lo que hagan, su condición esta predeterminada. La mujer freudiana
que medio disimula su cara y se agarra a los escritos de Sigmund Freud
protegida por un buzón, posiblemente crea encontrar su salvación en el
psicoanálisis, pero todo nos dice en esta fotografía que de salvación, nada,
hasta los ridículos motivos florales de su sombrero.
Louis fauer, Philadelphie, hacia 1945, impresión 1977, 23,3x25,2cm, LF Estate |
Faurer
muestra, no construye sus sujetos, testifica, y, si muchas de sus fotografías de
calle nos muestran a los abandonados, a los marginales, a los ciegos, a los paralíticos, a los mendigos, a los violinistas malos, a los vendedores ambulantes, a los desempleados o borrachos, no sentimos
en él la simpatía de Diane Arbus hacia los olvidados de todo tipo, o la mirada
crítica sobre la sociedad estadounidense de su amigo Robert Franck. La visión
de un minusválido negro visto desde el interior de una tienda y enfocado entre
las piernas de un maniquí contrasta miseria callejera y consumo burgués, pero
sobretodo, por su enfoque, opone lo nítido y lo borroso, lo visible y lo
sugerido, lo aceptable y lo rechazado.
Louis Faurer, « Rat Race », 42e rue, New York (superposición), hacia 1946-49, impresión tardía, 25x18,7cm, LF Estate
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La
distancia documental sin piedad de Faurer se ve también en su técnica: borrosos,
y sobretodo sobreimpresiones. Sus ejecutivos de traje completo son también
víctimas del sistema: esta composición compleja se intitula "Rat
Race". También vemos imágenes de él más estéticas, bien compuestas,
edificios en contrapicado, relucientes aletas de coches negros, pero los que
mejor traducen su posición son sus retratos de calle.
Louis Faurer, Autoretrato, metro aéreo de la 3e Avenue, mirando hacia Tudor City, New York, hacia 1947, 23,5x26,4cm, col. Deborah Bell
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A veces
vemos a Faurer en sus imágenes, él mismo o su sombra o proyectando su doble.
Él, que no tuvo éxito verdaderamente antes de los años 60, y que a menudo era
más conocido por sus fotos de moda que hacía para vivir (y que miraba con un
humor marcado por el desdén) que por sus investigaciones personales, es sin
duda el eslabón perdido de la fotografía documental estadounidense de los años
50. La enigmática composición con su sombra y su silueta no disipan el
misterio, él tampoco, aunque trabaje para Vogue, aunque abandone a su familia y
huya a Europa durante cinco años, aunque inválido después de un accidente de
coche deje de trabajar 17 años antes de su muerte; él tampoco tiene salida: No
escape.
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