09 de noviembre
de 2015, por Lunettes
Rouges
(artículo original
en francés, aquí)
Gertrude Käsebier The Heritage of Motherhood, 1904, NY, MoMA |
Antes de
entrar a ver la primera parte (1839-1919) de la gran exposición dedicada a las
fotógrafas (hasta el 24 de enero), me pregunté cuantas fotógrafas de ese
periodo yo podría nombrar. No soy experto del siglo XIX, pero tampoco soy
totalmente ignorante, y de este periodo creo poder nombrar sin mucha dificultad
a unos cincuenta fotógrafos. Hagan la prueba ustedes. Mi resultado fue : dos mujeres,
Julia Margaret Cameron y Anna Atkins (que además fue botanista y utilizaba el
dibujo fotogénico, pero bueno). Luego, durante la exposición reconocí dos
nombres que algo conocía pero que no recordé automáticamente, Gertrude Käsebier
(de la que vemos aquí arriba una espléndida Dolorosa y más abajo un retrato de
la activista siux Zitkala-Sa) y lady Hawarden. Queda claro, todo está dicho, en total entre dos y cuatro de las 90 mujeres que presentan; ni siquiera el 5%. De
todos los campos culturales de ese siglo es quizás este (¿con la música
militar?), en el cual
más se ocultaron a las mujeres, y el gran mérito de esta primera parte de la
exposición (en la Orangerie) es hacérnoslo descubrir. Es decir que al mismo
tiempo que nos hace descubrir a esas fotógrafas y su talento descubrimos no
solamente cómo sino porqué la historia de la fotografía las ocultó tanto entonces como ahora.
Entonces, en
lugar de Cameron, que conocemos y que conjuga gazmoñería y exaltación heroica,
o de fotógrafas talentosas pero que siguieron a los hombres o de asistentes sin
gran originalidad (como las señoras Talbot o Disdéri), puedo hablarles de las
infractoras, de aquellas que a través de la fotografía hicieron avanzar la
representación y salieron de los estereotipos femeninos habituales sobre el
hogar o el pasatiempos doméstico. Algunas viajan en países lejanos, otras se
encuentran en el frente durante la Primera Guerra Mundial, muy pocas son
sufragetes, sorprendente; la mayor parte de sus avances, de sus conquistas de
territorio tienen que ver con el cuerpo. Que la aristócrata victoriana lady Hawarden fotografíe a sus hijas en ropa interior, al despertar de su
sensualidad púber, con las piernas desnudas ante un espejo, signos que en la
época les pertenencían a las prostitutas, incluso si las fotos se quedan en la
esfera familiar, denota la liberación de la relación de la mujer con su cuerpo en
un medio en donde no lo esperábamos. De paso apreciaremos que después de su
muerte en 1865, su marido el vizconde Hawarden que en la vida había tocado una
cámara fotográfica fue admitido en su lugar como miembro de la Photographic
Society of London.
Alice Austen, Trude and I, Masked, Short Skirts, 6 août 1891, NY, Staten Island Historical Society
|
Que Alice Austen, rica heredera estadounidense, no le ponga misterio a su safismo y se
muestre besando a su amante Gertrude en 1891, lo que será banal 30 o 40 años
más tarde, era un impensable radical. Que Imogen Cunningham, al amanecer de su
carrera, fotografíe una pareja desnuda (abajo), y, que además el hombre esté en
posición suplicante, eso sí era un escándalo asegurado.
Frances Benjamin Johnston, Autorretrato en el taller, hacia 1896, Washington DC, Library of Congress |
En cuanto a
Frances Benjamín Johnson, su autorretrato de 1896 la muestra con sus dos
piernas indecentemente visibles debajo de sus enaguas levantadas, fumando,
bebiendo cerveza, mirada dura y actitud
obstinada, mientras que sobre su chimenea expone sus trofeos, los hombres que
obtuvo... en foto :
¡ escandaloso ! Algo
sobre la desconocida cuyo nombre llama la atención y de quién el catálogo no
dice mucho, Zaïda Ben Yusuf, hija de un argelino y una alemana y que vivía en
Nueva York. La exposición muestra su penetrante retrato de otro "sangre
mezclada", el crítico estadounidense de origen germano-japonesa CarlSadakichi Hartmann. Sin duda la primera fotógrafa de origen árabe...
Zaïda Ben Yusuf, Carl Sadakichi Hartmann, 1898, Washington DC, Smithsonian |
Pero el
gran interés de esta exposición (y del interesante catálogo) no es solamente
mostrar sino hacer descubrir y cuestionar : ¿ porqué son desconocidas siendo que la presencia
de esas mujeres durante los primeros ochenta años de la fotografía está
demostrada, ?, ¿ porqué se ha hablado tan poco de ellas ? Es
evidente, a lo largo de la exposición la calidad tanto técnica como
estética y de avanzada (a veces técnica, y muy a menudo social y estética), es
imposible eliminarlas diciendo "no son tan buenas". Entonces ¿ cuál
fue el argumento, consiente o no, que llevó a que se ocultaran ? Me parece que
es esencialmente el enfoque institucional y el crítico (y no por ejemplo una
lógica económica puesto que muchas de ellas estaban bien establecidas). La
critica las redujo al ámbito femenino, cursi, doméstico, y las citaciones que
están alineadas en las paredes de la Orangerie, hablan de pasatiempos femenino,
de capricho, de graciosa aplicación de la fotografía.
Gertrude Käsebier, Zitkala-Sa, Sioux Indian and activist, hacia 1898, Washington DC, Smithsonian |
Uno de los
hechos sobresalientes del análisis histórico que acompaña esta exposición es
que la situación es radicalmente diferente entre, por un lado Francia y por el
otro Reino Unido y Estados Unidos (otra laguna es que prácticamente ningún otro
país está representado, una belga por aquí una alemana por allí). En los países
anglosajones es ante todo un pasatiempo de aristócratas (y de la familia real),
y de burgueses allegados a la aristocracia (como Cameron); luego se convierte en oficio de verdad,
(bien) remunerado y reconocido (Cameron, ya hace negocio). Las sociedades de
fotografía desde el principio admiten mujeres, las cuales participan
ampliamente. El reconocimiento social es inmediato.
Jenny de Vasson, Le Renoncement, 1900-01, Paris, col.part. |
En Francia, son más bien ayudantes,
asistentes convertidas en fotógrafas, comerciantes de barrio que se pasaron al
daguerrotipo, sobre todo de la pequeña burguesía (salvo Jenny de Vasson, de
pequeña nobleza del Berry y que no se casó para dedicarse a la pintura y a la
fotografía, y sobre ella, el autor inspirado de los cárteles del museo escribió
esta frase bastante misteriosa "su virginidad resistió a pesar de
todo") . Y las sociedades sabias, la Sociedad Heliográfica y la Sociedad Francesa de la Fotografía que la sucedió en 1854, son extremadamente reticentes para aceptar a las mujeres y lo hacen con parsimonia : una (belga, además) en 1856, otra el año siguiente, la tercera en 1864 y ninguna escandaliza (paisajes malineses o normandos, uniformes militares, temas todos ellos poco rebeldes).
La
misoginia de los críticos y de las instituciones fueron los factores esenciales
de esta ocultación. Incluso si la situación ha evolucionado, podemos decir que
la ocultación perduró hasta 1970 más o menos en Estados Unidos y hacia 1995 en
Europa, y, salvo algunas excepciones (como las investigaciones de Ute
Eskildsen), ha seguido dominando hasta hoy; según el ensayo del comisario Ulrich Pohlmann en el catálogo, tomando dos obras francesas de referencia, el Lemagny-Rouillé (1986) cuenta 7% de mujeres y el Gunthert-Poivert (2007) 8.2%. Y se trata en general
de fotógrafas del siglo XX (de las que hablaremos) ya que el siglo XIX era
desconocido hasta esta exposición.
Julia Margaret Cameron, Beatrice, 1866, Bradford, National Media Museum |
Pues si, es
verdad que fueron hombres como yo, críticos, (y miembros de la SFP) los que les
tuvieron miedo a las mujeres fotógrafas y las ocultaron; y el mérito de esta
exposición es hacer que tomemos consciencia de ello. Para aquellos a quienes
les interesa el tema, lo trataré, pero sobre todo en el contexto contemporáneo,
el jueves 12 de noviembre a las 7 de la noche en Rencontres Photographiques delXe en la Alcaldía del 10ème, en la mesa redonda que organiza el colectivo HansLucas.
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