lundi 2 novembre 2015

Philippe Halsman, un gran curioso

30 de octubre de  2015, por Lunettes Rouges






Philippe Halsman, el duque y la duquesa de Windsor, 1956




Ah si, claro que si, Philippe Haslman, el fotógrafo que hacía saltar a sus modelos para relajarlos y hacer que expresaran su ¡ verdadera personalidad ! En efecto, es la primera imagen que nos viene a la mente a propósito de él (y es verdad que al ver al duque y a la duquesa de Windsor, magníficamente ridículos, uno se imagina el trabajo necesario para relajar a los modelos).




Philippe Halsman, Marilyn Monroe, 1954




Uno se pregunta, ¿Querrá verdaderamente el modelo desvelar su auténtica personalidad? Haslman, quien prácticamente descubrió a Marylin Monroe en 1949 en los Ángeles durante un reportaje para LIFE, la hace saltar en el aire en 1954 : la actriz solo lo hace una vez (arriba) y se niega a hacerlo de nuevo, temía la idea de desvelar su verdadera personalidad detrás de las luces. En 1959, cuando se había convertido en estrella, aceptó al fin prestarse para el ejercicio de saltología, y se necesitan más de 200 saltos durante tres horas para lograr al fin fotografías que le convengan tanto al fotógrafo como a la artista; no son realmente tan espontáneas.




Philippe Halsman, André Malraux, 1934




Haslman fue ante todo un gran retratista. La exposición en el Jeu de Paume (hasta el 24 de enero) muestra retratos excelentes ya sea de sus modelos parisinos de antes de la guerra, entre los cuales el intenso Malraux de 1934 o las series que realizó, no solamente con Marilyn sino también con Dalí o Fernandel.




Philippe Halsman, Bobby Fisher, 1965




Uno de los retratos más reveladores psicológicamente es sin duda alguna el de Bobby Fischer, sombrío y concentrado, totalmente introvertido en su mundo que las casillas negras y blancas del tablero subrayan con fuerza.




Philippe Halsman, Dali Atomicus, 1948




Pero la curiosidad de Halsman no se limita a la psicología de sus modelos y a su relajamiento a través del salto. Es excelente poniendo en escena con perfeccionismo, como en Dalí Atomicus, para la que los asistentes le tiran agua y gatos al pintor mientras salta, hasta lograr la foto perfecta : se necesitaron 26 intentos para sincronizar los lanzamientos de gatos y de agua y los saltos de Dalí durante cinco horas...




Philippe Halsman, "El surrealismo soy yo" Dali, 1953-54




Curiosidad también el intento de ablandar el rostro de Dalí para hacerlo coincidir con un reloj blando : hubo que hacer un contratipo en vidrio, fundir la emulsión, para luego deformarla manualmente hasta obtener ese rostro que se escurre. Cómo la fotografía (argéntica, claro) demuestra su plasticidad, su capacidad no para reproducir sino para amoldarse con las formas.




Philippe Halsman, Marilyn Mao Monroe, 1967




Experimentación con esta fusión de las caras de Marilyn y Mao, iconos totalmente opuestos en todo y que Haslman hace que se junten : ¿se tratará solo de diversión o de crítica política? No sabemos, pero me gusta pensar que aquel pequeño judío letón que había sido perseguido en su juventud había conservado quizás, incluso habiendo alcanzado la gloria y la riqueza, un fondo irreverente y rebelde.


La otra exposición en el Jeu de Paume es sobre Omer Fast, ese día, no tuve energía para verla realmente, así que la crítica será para más tarde.

Todas las fotos (c) Philippe Halsman Archivos / Magnum Fotos



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