mardi 10 juin 2014

¡Ay Dios! qué bonita era la guerra

10 de junio de 2014,
por Lunettes Rouges

Ay Dios! qué bonita era la guerra

(Artículo original en francés aquí)

Claude Lévêque, Je saigne, 2014

La exposición sobre los desastres de la guerra, en el Louvre-Lens (hasta el 6 de octubre) es ante todo una exposición de historia que muestra de manera admirable, a través de dos siglos, todos los horrores de la guerra, en una docena de paneles históricos. Tal enfoque arranca de lo humano, del sufrimiento, de la destrucción; el único reproche que podemos hacerle es que pone todas las guerras en el mismo nivel, sin tener en cuenta la ideología que pudo estar inherente, y la eventual dimensión política, o moral que pudieron contener. Me parece, que para dar explicaciones sobre la miseria humana (en todo caso, la de los combatientes), es delicado olvidar por que se peleaban, y el contexto histórico, por ejemplo, colonial, que motivó esas guerras.


Maximilien Luce, Une rue à Paris en mai 1871 ou La Commune, 1903-1906

Me ha parecido extraño que la exposición comience con Bonaparte, el primer cuadro de la exposición es el retrato ecuestre de Napoleón cruzando los Alpes (también conocido como Napoleón en el paso de San Bernardo, Retrato ecuestre de Bonaparte en el monte Saint-Bernard) de David: esta postura heroica se quiere compensar e incluso anular a través de dos cuadros (sobretodo de Géricault) que muestran solados derrotados, heridos, moribundos. Pero sea como fuere la campaña de Rusia e incluso pidiéndole auxilio a Chateaubriand (el asco de los combates), al oscuro Delaroche (el emperador abatido la víspera de su abdicación) y a la caricatura contemporánea de Maryan (muy poco convincente), nos encontramos aquí ante una epopeya guerrera en donde la gloria tiene más peso que el sufrimiento.


Yan Pei-Ming, Exécution après Goya, 2008
De aquella época, el único que habló verdaderamente de los horrores de la guerra, horrores sin virtud, sin gloria, sin ideología, fue Goya, con su serie de 15 aguafuertes, y es de verdad el punto de entrada en la exposición. (La mostraron sólo en 1863, más de cincuenta años después de los hechos, y su título los desastres de la guerra es póstumo). Allí se ve el horror absoluto de la guerra, sin adornos, sin justificaciones; no es sólo el hecho de mostrar que los civiles también sufren de la guerra, (hubieramos podido ir a ver lo que hizo Jacques Callot) es sobre todo la exploración de la quintaesencia misma del horror (lo que no logra Géricault, por ejemplo). Esta serie inspiró luego a muchos artistas (aquí vemos como Yan Pei-Ming se apropia del Tres de Mayo).


Yan Pei-Ming, Exécution après Goya, 2008

Las salas que siguen, dedicadas a otras guerras del siglo XIX, alternan entre reflexión documental (como la importancia de la aparición de la fotografía, los primeros cadáveres de la guerra de Secesión, y las famosas balas de cañón de Fenton) y denunciación de los horrores de la guerra sin preguntarse demasiado sobre la cuestión de la ideología que provocó esas guerras e inspiró a los combatientes. Podemos dudar ante la clasificación "colonial" atribuida a la muy romántica guerra de independencia de Grecia. Podemos extrañarnos ante la simpatía (incluso el apoyo) de muchos franceses, y, ilustrado aquí desde los anars (anarquistas) de L'assiette au beurre (prensa anarquista) hasta los Boéres (http://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_de_los_Bóeres), es verdad, maltratados e internados en campos por los ingleses, y también eran colonos de la peor especie (se pueden ver analogías entre el tratamiento hacia los Zulus de entonces y el de los palestinos desde hace un siglo). Nos podemos ofuscar de la lectura teleológica maniquea de la conquista de Algeria en donde los soldados franceses se describen en un cuadro de Horacio Vernet como a una "soldadesca ebria de violencia y de alcohol". Nos puede parecer algo orientada la interpretación de un autorretrato de Constantino Guys (el pintor de la vida moderna de Baudelaire) en el campo de batalla de Onkerman en Crimea (que fue publicado en L'illustration del 3 de febrero de 1855), en donde el pintor, es cierto, cansado, se describe como a alguien "agobiado y espantado". En fin, podemos lamentar la falta de puesta en perspectiva de la Comuna, la que presentan como simple apéndice de la guerra de 1870 (con ese cuadro del soldado olvidado del desconocido Bestseller, que utilizan para el afiche de la exposición y que personalmente me cuesta trabajo representarme como "francamente homo-erótico"), sin resaltar la dimensión revolucionaria de esa primera guerra proletaria. Pero ahí está, aparentemente el propósito : poco importa quien sufra de los horrores, soldados de oficio, recalcitrantes o civiles, todos los horrores se equivalen.


Marcel Gromaire, La Guerre, 1925

Luego viene la Primera Guerra Mundial, y ahí, en efecto, el horror de la guerra arrasa con todo : es sin duda alguna la mejor parte de la exposición. Y rivalizan los hechos, claro, las cifras, y también el hecho de que es la guerra de todos : todos se movilizan , artistas y escritores están esta vez en primera línea, y, además, gracias a la fotografía, cada cual puede (y lo motivan para ello) testimoniar. Vemos las aguafuertes de Otto Dix, eco de la obra de Goya, como el corto de la película de Abel Gance ("para que sirvieron nuestras muertes?"). Vemos los "gueules cassées" (caras rotas)(pero no vemos a Kader Attia; la selección de los artistas contemporáneos que presentan aquí es a veces cuestionable) y también los hombres-bomba de Marcel Gromaire. El centenario (después de 1917), el lugar (Lens fue zona de combate), y sobre todo la selección pertinente de la instalación contribuyen a la emoción y a la fuerza de las salas. La gárgola de la catedral de Reims que quemaron el 19 de septiembre de 1914, esta rellena del plomo fundido del techo. Algo que me extrañó fue encontrar por casualidad en una vitrina sobre 1914-1918, dos pequeñas fotos de cadáveres del genocidio armenio, que hubieran merecido un lugar más adecuado y más explicaciones.


Gargouille avec plomb fondu, Cathédrale de Reims

Gonichi Kimura, Motifs de kimono incrustés par brûlure dans la peau, premier hôpital militaire d’Hiroshima, vers le 15 août 1945

Sobre La Segunda Guerra Mundial la exposición es también bastante completa, se enfoca más sobre los campos y los genocidios (imágenes terribles en una película de George Stevens, cadáveres de los deportados que un bulldozer empuja hacia la fosa) y sobre Hiroshima que sobre los combates en sí. Es el momento de empezar a cuestionar la censura del vencedor : antes (por ejemplo en Crimea o en 14-18) se evita (o se prohíbe) mostrar las imágenes de nuestros muertos para no fomentar el derrotismo; ahora los vencedores prohíben las imágenes de los vencidos, ya sea por sentido moral (qué hicimos ahí ?), temen que los perciban como bárbaros o voluntad de cortar de raíz todo aquello que pudiera fomentar una sensación propicia a la sublevación por parte de los vencidos. Esta foto de la impresión de los motivos del kimono sobre la piel de la víctima de Hiroshima fue una de las raras fotos que los ocupantes norteamericanos autorizaron que se hicieran : fue percibida como más "suave", más "estética"? Es una lástima que no haya aquí más imágenes de los estragos de las bombas o de la secuelas


Pablo Picasso, Tête de cheval, étude pour Guernica, 2 mai 1937

En cuanto a las otras guerras, siempre aparece el tema de la ideología. Es posible no implicarse, no comprometerse? Ante todo tenemos el caso de la guerra de España, tanto para los foto-reporteros (Capa y los demás) como para los pintores (este estudio de caballo para Guernica habla solamente de horror? Existe por sí misma, fuera del contexto? Podemos leerla sin pensar en el fascismo y en la dominación?).


Enrico Baj, Roberto Crippa, Gianni Giancarlo Dova, ERRÓ, Jean-Jacques Lebel, Antonio Recalcati, Grand tableau antifasciste collectif, 1960

Es el caso de las guerras coloniales. Aquí vemos un cuadro, obra colectiva contra latortura  en Argelia, gesto de militancia y catástrofe estética. Una pequeña película sobre Dien Bien Phu confronta soldaditos franceses con ( pero se trata de una reconstitución) heroicos Bodois conquistando la fortaleza : demostración visual de la guerra asimétrica y del poder revolucionario de la ideología. En cuanto a la guerra deVietnam, las demostraciones del rechazo interior (que no es únicamente el de los combatientes como en 1917 o de los intelectuales como para Argelia, sino el de todo un pueblo) son mucho más poderosas que las obras militantes pero distanciadas de Rancillac o de Faugeron.

Gohar Dashti, Today's life and war, 2008

Cuando llegamos a las guerras contemporáneas, es todavía más el sentido de la guerra y de su representación lo que sugieren las obras, mucho más que la denunciación de los desastres : Gilles Caron describe a su colega Depardon como a un carroñero en Biafra, Joseph Dadoune cuestiona la lógica guerrera israelí, Afredo Jaar no muestra sus imágenes del genocidio ruandés, Sophie Ristelhueber ve cicatrices, Gohar Dahsti (ausente de la exposición MAMVP) confronta vida privada y escena guerrera y la palestina Mona Hatoum nos confronta con una pared de soldados ocupantes que borra el horizonte y no deja esperanza sino en raras brechas. Nos queda el grito de Claude Lévêque (arriba..).

Mona Hatoum, Horizon, 1998-99

Jean-Jacques Lebel, Cénotaphe pour Poilus bricoleurs anonymes de tout bord, 2014
Uno sale de la exposición, informado o al contrario aliviado, al pasar bajo el Cenotafio para Poilus arreglalotodo anónimos de toda opinión, de Jean-Jacques Lebel, irrisorio arco de no-triunfo.


Tomé prestado el título tanto a Attenborough como a Apollinaire...

Photos courtoisie du Service Presse du Musée Louvre Lens, excepté la gargouille et le Cénotaphe de Lebel, de l'auteur. Les crédits détaillés des reproductions seront ajoutés dans quelques jours.

Fotos cortesía del Servicio de Prensa del Museo Louvre Lens, excepto la Gárgola y el Cenotafio de Lebel, del autor. Los detalles de las reproducciones se pondrán en estos días. 

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 Marcel Gromaire, Yan Pei Ming, Claude Lévêque, Jean-Jacques Lebel, y otros autores del cuadro colectivo representados por la ADAGP, serán retirados del blog al final de la exposición. Igual para el cuadro de Picasso. 

Les crédits détaillés des reproductions sont comme suit :
Yan PEI-MING, Exécution, après Goya, 2008, huile sur toile, 280 x 400 cm, Collection particulière. © Yan Pei-Ming, ADAGP, Paris 2014. Photographie André Morin.
Horace VERNET, Combat de Somah, 1839, huile sur toile, 146 x 113,6 cm,  Autun, musée Rolin. © Ville d’Autun, musée Rolin, cliché S. Prost.
Maximilien LUCE,  Une rue à Paris en mai 1871 ou La Commune, 1903-1906, huile sur toile, 150 x 225,5 cm, Paris, Musée d’Orsay, inv. RF 1997-235. © RMN-Grand Palais (musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski.
Marcel GROMAIRE, La Guerre, 1925, huile sur toile, 130 x 96,5 cm, Paris, Musée d’Art moderne de la Ville de Paris, AMVP 649. © ADAGP, Paris 2014. © RMN-Grand Palais (Musée d’Art moderne de la Ville de Paris) / Agence Bulloz.
Gargouille crachant du plomb fondu, souvenir de l’incendie de la cathédrale le 19 septembre 1914, pierre, plomb, 39 x 29 x 62 cm, Reims, Palais du Tau. Inv. TAU2001000175. Photo de l'auteur.
Pablo PICASSO, Tête de cheval, étude pour Guernica, 2 mai 1937, huile sur toile, 65 x 92 cm, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. DE00119. © Succession Picasso 2014. © Photographic Archives Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia.
Gonichi KIMURA, Motifs de kimono incrustés par brûlure dans la peau, premier hôpital militaire d’Hiroshima, vers le 15 août 1945, photographie, Hiroshima, Mémorial de la Paix d’Hiroshima. ©Photograph by Gonichi Kimura, Courtesy of Hiroshima Peace Memorial Museum.
Enrico BAJ, Roberto CRIPPA, Gianni Giancarlo DOVA, ERRÓ, Jean-Jacques LEBEL, Antonio RECALCATI, Grand tableau antifasciste collectif, 1960, huile sur toile, 400,5 x 497 cm, Nantes, Musée des Beaux-Arts, inv. D.2013.1.1.P . © Ilmari Kalkkinen pour le Mamco © ADAGP, Paris 2014.
Mona HATOUM, Horizon, 1998-1999, plastique, bande en aluminium, peinture, 6,5 x 1,5 x 200 cm, Collection de l’artiste. © Photo Stephen White / Courtesy Parasol Unit London.
Gohar DASHTI, Today's life and war, 2008, photographie C-print, 70 x 105 x 4 cm, Paris, Galerie White Project. © by Artist, Courtesy Galerie White Project.
Claude LEVÊQUE, Je saigne, 2014, néon rouge, 15 x 130 cm, écriture Elie Morin. Production Lab-Labanque / Artois Comm. Photo Claude Lévêque © ADAGP Claude Lévêque. Courtesy the artist and kamel mennour, Paris.

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