mercredi 2 août 2017

Las estrellas mías (Arles 4 y fin)

27 de julio de 2017, por Lunettes Rouges

  
(artículo original en francés, aquí)




Dune Varela, Templo según museo, aluminio, impresión fotográfica, impactos de bala, foto del autor


Uno de los intereses de los Encuentros de Arles, me parece, es descubrir personalidades fuertes, exposiciones significativas de fotografías inspiradas, estrellas de hoy y de mañana, tal cual. Algunos son glorias conocidas, y, con la imagen que ya tenemos de ellos, pueden seducirnos (la muy completa retrospectiva de Annie Leibovitz) o decepcionarnos un poco (las imágenes demasiado anecdóticas de Joel Meyerowitz cuando empezaba, siempre dispuesto a mostrar el detalle que divierte, sin más), y hasta decepcionarnos mucho (la puesta en escena grotesca de Roger Ballen). Pero lo que descubrimos es más interesante, nombres que conocíamos sin precisión, de los que habíamos visto aquí o allí una reproducción y cuya fuerza descubrimos de repente. Primero Dune Varela, ganadora del premio BMW (mucho mejor que los dos años anteriores). Su exposición explora la materialidad de la fotografía y su vínculo con la decadencia, la decrepitud, la ruina. Al fotografiar vestigios de templos antiguos o al recuperar fotografías antiguas, desacraliza sus imágenes haciendo impresiones en soportes frágiles como el yeso, o incongruentes como la cerámica y las despedaza o les dispara (si, claro, polisemia) con pistola. 
Los huecos en la imagen, así como sus imágenes courbezianas de grutas profundas producen vértigo : ¿qué infinito se esconde detrás, al fondo del fondo? Es a la vez una obra melancólica sobre la ruina y una obra iconoclasta sobre la imagen y su profanación. Aunque la artista evoque a Niki de Saint Phalle, estoy más dispuesto a pensar en los que crean una fotografía disparando, como Jean-François Lecourt, o en los que anuncian la muerte de la fotografía como Valter Ventura o el señor Pippin (cuya exposición en Pompidou será objeto de una crítica aquí próximamente). En todo caso es una de las mejores exposiciones de este año, tanto por su densidad como por su originalidad.


Masahisa Fukase, Hibi, 1990, foto del autor



Otro descubrimiento, mucho más extraño, Masahisa Fukase, cuya vida trágica lo obliga a impregnar su obra de autobiografía : obsesión del autorretrato, identificación con el gato, con el cuervo, autodestrucción y desdén. Egoísta incurable, no sé, pero sin duda alguna, narciso desencantado e irónico. Sus retratos desfasados de familia traducen una cara de su psiquis, la relación ambigua con su padre y su culpabilidad, y también la muerte de su padre y la foto de sus huesos. Para olvidar esa angustia, fiesta, mujeres, alcohol, besar en la boca a Araki (y a muchas otras) y caerse borracho por la escalera de un bar, para luego pasar 20 años en coma antes de morir. Pero más allá de esa fotografía demasiado humana, hay también pequeñas maravillas formales, como las fisuras en el asfalto, negativos pintados con acuarelas. ¿Tendrá algo qué ver con la adivinación tradicional sobre el caparazón rajado de la tortuga? No lo sé, pero de forma inconexa me vino a la mente la frase de tono cristiano de Michel Audiard : "Bienaventurados los rajados porque dejan pasar la luz". ¿Quién sabe?




Karlheinz Weinberger, Swiss Rebels, foto del autor


Otra personalidad fuerte escondida detrás de la ropa sencilla de empleado en la fábrica Siemens, el zuriqués Karlheinz Weinberger quien da libre curso (fotográfico) a su pasión por los efebos, de preferencia populares y con músculos. Ello no sería sino otra prueba suiza de Von Gloeden (incluso va a Lampedusa, más salvaje que Taormina) si la exposición no mostrara también al lado de las plásticas homo-eróticas, su lado rebelde (sobre papel foto), su interés por los marginales, los desechados, los desesperados, los moteros, los matones, todos los amantes de libertad dentro del corsé suizo. Cuando se unen marginalidad sexual y pérdida de estatus social tenemos un coctel revolucionario a la Genet, entre audacia de la afirmación de si y rechazo de las normas. En lugar del empleado de la gasolinera Esso visto por todas partes al derecho y al revés este verano, yo les ofrezco una moto en llamas : ¿será un rito fúnebre como el de los gitanos de Mathieu Pernot?



Michael Wolf, vista de la exposición (Architecture of density, Hong-Kong), foto del autor


Otra figura, Michael Wolf, fotógrafo de edificios y ciudades, que goza de una puesta en escena espectacular (¿quizás demasiado?) en la iglesia de los Frères Pêcheurs. No me sedujo mucho su instalación bastante convencional de juguetes de plástico hechos en China pero me gustó su enfoque sobre la ciudad : las torres inmensas de Hong Kong, que presenta en gran formato; los detalles indiscretos robados a los habitantes de Chicago, los pasajeros aturdidos del metro de Tokyo, las sillas acomodadas recogidas en las calles de Hong-Kong. Es algo estereotípico pero su fotografía y su propósito son perfectamente coherentes y de sus instalaciones emana cierta energía. Este nativo de Munich dice que fue "sorprendido por la ausencia de señales de vida en las calles de Paris", una "ciudad que muestra pocas señales de modernidad en su superficie", y que ese contrasentido lo condujo a hacer fotos de los techos de Paris, las cuales harían juego en el presentador de una tienda de recuerdos en Montmartre. Como para ofuscarse, pero el resto vale la pena.




David Hornillos, Ustedes los vivos, foto del autor


En fin, para concluir con las individualidades fuertes, una personalidad colectiva, el grupo madrileño Blank Paper, que presenta las obras de unos diez de sus miembros y amigos : en ello admiré el tono justo, la inteligencia de la relación con la ciudad y la creatividad que renueva. Los carteles un poco confusos (o el visitante un poco cansado...), espero no equivocarme en las atribuciones. Los picados sobre los transeúntes de Antonio Xoubanova, los hombres perdidos que caminan entre cielo y tierra baldía de David Hornillos y el teatro de calle de Julian Baron (y su uso de la fotocopiadora) me interesaron muchísimo pues reflejan lo mejor posible esta visión del mundo.


De la exposición impactante de David Fathi, hablaré pronto, en un recuento más temático. Para completar, también vi las exposiciones siguientes de las que diré solo una palabra :
- Levitt France, documentación sociológico-arquitectural
- Siberia vista por las puertas del tren
- Accidentes de tráfico, voyerismo en serie de la muerte de los famosos en la calle
- Lenin desorientado, anécdotas
- Transportes Davignon, una película romántica fantasmada, rico propietario de castillo, sirvienta rebelde, erotismo discreto
- Una divertida y perturbadora colección de enanos y gigantes, exotismo y monstruosidad
- La teatralización documental de Alex Majoli
- Los tres mejores estudiantes de la ENSP, y exposición de los alumnos WIP en una iglesia y su escenografía desconcertante
Y no vi ni a Audrey Tautou (Dios me libre, pero supongo que es bueno para la taquilla), ni a Kate Barry, ni a los luxemburgueses, ni la realidad virtual.
¿Qué se me olvida? El off, sin duda, pero no tuve tiempo, lo lamento. 
¡Hasta el año entrante!


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