mercredi 9 août 2017

De la inmortalidad

31 de julio de 2017 por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)



David Fathi, Sin título (carretera y célula HeLa), serie El último itinerario de la mujer inmortal, 2017.


En Arles empezamos con la instalación fotográfica y musical de David Fathi : células del tumor cancerígeno de una mujer negra estadounidense, Henriette Lacks, que murió en 1951 fueron extraídas en contra de su voluntad, sin informar a sus descendientes, y han sido el origen de numerosas células utilizadas para la investigación en los laboratorios de biología. Ahora bien, esas células 
son inmortales : si se dejaran prosperar, en tres meses cubrirían la tierra entera. 
Un biólogo ha dicho incluso que se trataba de una nueva especie, diferente de la especie humana. Fathi explora esta historia siguiendo la carretera que conduce al hospital Johns Hopkins hasta el cementerio en donde enterraron a esta señora al mismo tiempo que da todo tipo de informaciones sobre la historia (incluyendo a todos los artistas que se la apropiaron sin respeto por su familia : Pierre Huyghe, David Altmejd, Vik Muñiz…) y analiza el racismo y la segregación frente a la apropiación biológica. Es un laberinto oscuro, marcado con fotografías muy oscuras de las cuales emergen imágenes del tumor. El elemento más significativo es que al acercarse al cementerio, David Fathi renunció a ir hasta el final para no ser un blanco más, abusador, en esta historia.  


Alain Fleisher, La aparición del Monstruo 


La exposición El Sueño de las Formas, en el Palacio de Tokio (hasta el 10 de septiembre) explora las relaciones entre arte y ciencia : como ocurre a menudo con Le Fresnoy (que ha organizado la exposición) la ciencia o la técnica silencian un poco la creación artística y se encuentra uno enfrente de obras eruditas, difíciles de explicar a los que no han estudiado en Politécnico (según la fórmula habitual), y de interés estético escaso. Entre las excepciones agradables hay un vídeo, naturalmente de Alain Fleisher quien, un día, al darse cuenta del crecimiento anormal de su cactus decidió entonces modelizarlo, extenderlo y aplicar ese modelo de crecimiento visual canceroso a una torre, una serpiente y un sillón, que se multiplican hacia el infinito. 


SMITH y Hoang, Saturnium, vista de la expo


La otra obra que sobresale en esta exposición es la de SMITH (a la que me cuesta no volver a llamar Dorothée Smith) quien, con la complicidad del músico Antonin Tri Hoang, nos cuenta la historia extraordinaria de un nuevo elemento atómico, el Saturnium, descubierto por Marie Curie y disimulado durante un siglo en el fondo de un pozo del instituto Curie; todo ello respaldado con documentos seudo científicos (uno de los investigadores se llama Bogdan Joe Liu-Khury…) sobre el origen (un meteoro que atravesó los anillos de Saturno a principios del siglo xx) y las propiedades del elemento, dotado de 666 protones. Una de sus propiedades es la de detener el tiempo : los modelos andróginos y ambiguos que le gustan a SMITH desde el principio de su carrera, expuestos al Saturnium ya no envejecen. Una bonita historia (en el libro) para fotografías bastante similares a su obra inicial; y es siempre más placentero y creativo que los modelos matemático-biológicos de los otros artistas de la exposición. 


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